FÚTBOL

Tenerife-Mallorca: así fue la eliminatoria que tuvo en vilo a toda la isla

El 20 de enero de 1993, el día de Sant Sebastià, el Mallorca protagonizó una gesta épica

Le levantó un 1-3 en su propio estadio al súper Tenerife de Jorge Valdano

Toni Prats, con apenas 21 años, fue el héroe de la eliminatoria

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Prats, en el momento de detener el penalti de Estebaranz
Tomeu Maura

Tenerife-Mallorca: así fue la eliminatoria que tuvo en vilo a toda la isla una noche de Sant Sebastià de 1993, hace ahora 31 años. El Mallorca protagonizó una gesta única en el estadio Helidoro Rodríguez López ante el súper Tenerife de Jorge Valdano. Más de tres décadas después van a volver a encontrarse los mismos equipos en el mismo escenario, ahora en los octavos de final. También en esta ocasión todo se decidirá en Canarias, ya que será a partido único, pero difícilmente se repetirá una épica igual a la que se vivió aquel día de 1993.

Emparejados en la quinta ronda de la Copa del Rey, Mallorca y Tenerife protagonizaron en enero de 1993 dos partidos singulares, sobre todo el segundo, absolutamente inolvidable para los que tuvieron el privilegio de vivirlo. En la ida, disputada en el Lluís Sitjar, se impusieron 1-3 los canarios con goles de Chano, Pizzi y Dertycia. Un marcador lo suficientemente amplio como para convertir el choque de vuelta en un simple trámite, teniendo en cuenta además que aquella temporada el Mallorca jugaba en Segunda y el Tenerife aspiraba a meter la cabeza en la Copa de la UEFA, convertido en uno de los gallitos de Primera División.

Resignado a una eliminación que parecía segura, el Mallorca se desplazó a Canarias el mismo día del partido prescindiendo de sus principales estrellas. Ni Stosic ni Milojevic formaron parte de la expedición y en la alineación inicial Serra Ferrer dejó fuera a muchos titulares recurriendo a jugadores del filial como el joven Paco Vasco, de apenas 18 años. También hubo cambio en la portería, donde el recién llegado Toni Prats ocupó el lugar del rumano Bogdan Stelea. Todo estaba preparado para que los 90 minutos pasaran lo más rápido y con el menor daño posible.

El Tenerife de Jorge Valdano también dio descanso a su máxima estrella, el centrocampista argentino Fernando Redondo, así como al extremo Felipe Miñambres o al meta Agustín. Sin embargo su alineación era de suficiente enjundia como para ni siquiera imaginar que pudiera tener problemas para defender su ventaja, con jugadores como el portero ex-madridista José Manuel Ochotorena, el centrocampista peruano Chemo del Solar, el argentino Ezequiel Castillo, el andaluz Chano o su pareja de ataque formada por Quique Estebaranz, que ficharía por el Barcelona, y el argentino Dertycia, claramente reconocible por su calva.

El público ocupó su lugar en los asientos del estadio convencido de que la superioridad de su equipo ante un rival que además de ser de Segunda estaba cargado de suplentes iba a ser abrumadora, pero el fútbol es siempre una caja de sorpresas. Tras aguantar el arranque inicial del Tenerife el Mallorca fue poco a poco ganando metros y a los 35 minutos, de manera sorprendente, el mallorquín Paco Soler marcó el 0-1, resultado con el que se llegó al descanso.

El Tenerife incrementó su dominio en la segunda parte, pero el Mallorca respondió con firmeza y ante la sorpresa general otro mallorquín, Pepe Gálvez, que acababa de salir al terreno de juego, logró a los 69 minutos el 0-2 que igualaba la eliminatoria. El Heliodoro Rodríguez López no entendía qué estaba sucediendo.

Valdano dio entrada al argentino Pizzi para sumar más efectivos en ataque, el Tenerife se lanzó a un ataque desaforado y en el minuto 87 otro argentino, Dertycia, consiguió batir a Prats y elevar al marcador un 1-2 que parecía definitivo. El Mallorca se iba a quedar a las puertas de la clasificación. Una hazaña sin premio.

Sin embargo, contra todo pronóstico, en la última jugada del partido, un centro desde la derecha encontró en el corazón del área a un tercer mallorquín, Vicenç Sacarés, que remató con toda el alma para batir a Ochotorena y repetir el mismo resultado del encuentro de ida, un 1-3 que mandaba a ambos equipos a la prórroga.

No sucedió nada en la media hora de prolongación, por lo que fue necesario ir a los penaltis. El alicantino Chema , que había sustituido al gaditano Jose, falló por el Mallorca, mientras que Prats desvió el disparo de Pier. En la muerte súbita el meta de Capdepera adivinó la dirección del lanzamiento de Quique Estebaranz y él mismo, demostrando el magnífico golpeo de balón que le llevaría a marcar varios goles de falta en el Betis años más tarde, se encargó de transformar el penalti definitivo que le daría al equipo una clasificación épica. Toda una hazaña que se consumó un día de Sant Sebastià de 1993. La semana próxima, casi en idénticas fechas, volverán a verse las caras

 

 

 

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