Cómo hacer hojaldre crujiente
El hojaldre es una masa que se elabora, principalmente, con harina y grasa, crujiente y muy arraigada en nuestra cocina. El hojaldre se emplea tanto para preparaciones saladas como dulces y generalmente, la podemos encontrar en cualquier supermercado.
Preparar de forma casera la masa y conseguir un hojaldre crujiente es un proceso bastante trabajoso, pero el sabor que obtendremos será superior a cualquier masa producida de manera industrial. Para elaborar una placa de hojaldre necesitamos 500 gramos de harina de fuerza, 400 gramos de mantequilla, 250 mililitros de agua y 2 cucharadas de sal.
Comenzamos preparando los ingredientes, separando 50 gramos de nuestro taco de mantequilla y fundiéndolos. Acto seguido, en una superficie lisa echamos la harina y formamos un volcán. En el cráter vertemos el agua, que debe estar a temperatura ambiente, las dos cucharadas de sal y la mantequilla fundida.
Con las manos, mezclamos poco a poco los ingredientes con la harina y formamos una bola de masa. En el centro del trozo de masa marcamos profundamente con un cuchillo una forma de cruz. La guardamos en la nevera y esperamos unas dos horas.
Pasado ese tiempo, extendemos la masa siguiendo la cruz dibujada como patrón. Tendremos que estirar cada parte, manteniendo la forma de cruz dejándola más gruesa en la zona central. Enharinamos levemente la superficie y colocamos la mantequilla restante en el centro y que debe estar a temperatura ambiente. La envolvemos con los salientes de la cruz, hasta formar un paquete.
Con un rodillo estiramos en una misma dirección hasta conseguir una lámina fina. A continuación, doblamos el tercio inferior hacia dentro y doblamos el tercio inferior también hacia la zona central. Giramos la masa a la derecha, unos 90 grados, y volvemos a estirar la masa con el rodillo. Repetimos el proceso una vez más.
Tapamos la masa con papel film y la metemos en la nevera media hora. Repetimos el estirado y las vueltas unas tres veces, dejando unos 20 minutos de reposo en el frigorífico entre vuelta y vuelta.
A la hora del horneado, tenemos que tener en cuenta que es mejor que el relleno esté frío, para que la masa no se reblandezca. Por ejemplo, si hemos preparado crema pastelera, lo mejor es esperar a que esta se haya atemperado.
La temperatura de horneado ideal para conseguir un hojaldre crujiente son los 180 grados y si empleamos un relleno de verduras, lo mejor es acompañarlas de una bechamel o cualquier salsa cremosa. De esta manera, el hojaldre no se pondrá blando al absorber directamente el agua que estas sueltan durante la cocción.