Maduro y la represión del pueblo venezolano
Observamos las imágenes durante un acto militar en Caracas, de lo que ha denominado el régimen chavista-madurista “intento de magnicidio” de la figura de su líder, y vemos también la carrera despavorida del ejército que se encontraba en formación. Dirigentes internacionales han cuestionado la veracidad del supuesto atentado y no faltan voces que apuntan la autoría de esta actuación al propio régimen para incrementar la represión. Cierto es que ese tipo de actuaciones organizadas desde el poder para someter posteriormente al pueblo a una brutal represión y eliminar los adversarios de todos los ámbitos de la sociedad fue puesta en práctica con éxito por Erdogan en Turquía, entusiasta apoyo de Maduro, con la inmediata persecución, encarcelamiento y expulsión de todos los sectores de la sociedad, de miles de ciudadanos y su perpetuación en el poder.
Habrá que estar pendiente en las próximas horas y en los próximos días del devenir de los acontecimientos. En cualquier caso, hay una realidad trágicamente constatable, la permanente violación de los derechos humanos desde el poder en Venezuela, la opresión de todo un pueblo que en masa tiene que huir del país y la implacable persecución política a todo el que disiente del régimen, son una constante en el día a día. La dictadura se aferra brutalmente al poder. Para ello persigue y controla todos los aparatos. Extermina el estado de derecho, los magistrados del Tribunal Supremo se encuentran en el exilio al igual que la Fiscal General de la República.
Las detenciones arbitrarias son continuas, y las torturas se convierten el sistema de actuación de los aparatos represores. Nadie puede entrar a amparar, proteger o defender a ningún detenido en las instalaciones del Servicio de Inteligencia Bolivariano (SEBIN). Allí, en los bajos de su edificio, en lo que denominan “las tumbas”, permanecen hacinados y torturados militares sospechosos, políticos, estudiantes y todo aquél que el régimen considera no afín. A todo ello, habría que unir los asesinatos que se han producido por las fuerzas policiales y militares, y también por las fuerzas paramilitares creadas desde el poder y que actúan bajo su apoyo y protección.
Esta terrible situación denunciada ante la Corte Penal Internacional de La Haya por la Fiscal General de Venezuela Luisa Ortega, por la Organización de Estados Americanos, y por el Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, precisa una respuesta inmediata de la Corte. No solo la comunidad internacional ha de denunciar públicamente esta terrible situación de un pueblo que además de sufrir esta dictadura, perece por falta de alimentos y de medicamentos. También la Corte debe, como decía, actuar y dictar las correspondientes órdenes de detención contra los principales responsables de crímenes contra la humanidad que se están cometiendo en Venezuela, entre los que figura a la cabeza el presidente Nicolás Maduro. En ese momento la Justicia Penal Internacional habrá dado el mensaje de que nadie en el mundo debe quedar impune ante los más graves crímenes contra la humanidad, y habrá amparado a los miles, millones de víctimas que sufren la represión y la opresión de la dictadura.