Colau quiere inmigrantes sin identidad
Ada Colau se suma a los independentistas en la estrategia de tratar de configurar el pensamiento político de los ciudadanos desde el colegio. La alcaldesa de Barcelona quiere que los hijos de los inmigrantes reciban más horas de catalán en la escuela pública. De esa forma, será mucho más fácil adoctrinarlos en los preceptos separatistas. Hace mucho tiempo que Colau ha demostrado que es la primera edil de sólo una parte de la capital catalana, entre los que se encuentran sectores tan radicales como los okupas. Ahora, planes como éste ponen de manifiesto su connivencia con los que quieren una comunidad autónoma al margen de España. Y la quieren, además, arrasando cualquier atisbo de españolidad en la educación pública.
Resulta paradójico que el gabinete de Ada Colau hable de una educación en la que «trabajar por la igualdad, reduciendo la segregación escolar» cuando con esta medida apuntala la dictadura lingüística impuesta por la Generalitat y cada vez más recrudecida en la región. Un sesgo que no sólo cercena su desarrollo cultural, económico y social, sino que además margina el español hasta convertirlo en una lengua perseguida. Uno de los grandes dramas que están dejando tras de sí los efectos del independentismo en Cataluña es que a miles de personas menores de 45 años les cuesta desarrollar un buen nivel de castellano.
Amén del atavismo incongruente y retrógrado inherente al nacionalismo —sea cual sea el territorio—, uno de los principales daños que está causando el separatismo en Cataluña es privar a miles de personas de la posibilidad de expresarse con corrección en una lengua que es fundamental en todo el mundo. Cuando Ada Colau dijo que «no dejaremos que nadie nos toque nuestro modelo educativo», realmente reforzaba su voluntad pública de marginar el español. Con este incremento de horas de catalán para los hijos de los inmigrantes, Colau hace que los niños empiecen a votar antes incluso de tener derecho a acercarse a las urnas. Así, cuando sí tengan la edad, ya habrán hecho con ellos un minucioso trabajo de lavado de cerebros. Los catalanes deben despertar. Esta situación puede empezar a cambiar a partir de las próximas elecciones locales, regionales y nacionales.