Caso Erial

El único ‘testigo protegido’ que acusa a Zaplana se presenta como testaferro pero no aporta pruebas

El 'testigo protegido' acusó a Eduardo Zaplana de estar detrás de las empresas investigadas en el 'caso Erial', sin embargo, no ha aportado ni una sola prueba que lo corrobore

Eduardo Zaplana.
El ex presidente de la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana.

El uruguayo Fernando Washington Belhot Fierro acusó al ex ministro Eduardo Zaplana de ser el «titular real» de las sociedades investigadas en el ‘caso Erial’, y se presentó como el testaferro del ex presidente de la Generalitat valenciana. Lo hizo sin presentar ni una sola prueba, ni un sólo documento que acreditase estas acusaciones.

El abogado uruguayo declaró el 25 de enero de 2019 por videoconferencia, según consta en el sumario al que ha tenido acceso OKDIARIO. Unas semanas antes, el fiscal anticorrupción Pablo Ponce viajó a Uruguay para llegar a un acuerdo con Belhot. En la comisión rogatoria el abogado llegó a un acuerdo con la Fiscalía, que le ofreció declarar en calidad de testigo en lugar de imputado. A cambio, el uruguayo tenía que «colaborar» con la Justicia española que, además, le prometió agilizar el trámite de «la manera más rápida posible».

Sin pruebas

Así lo hizo. El ‘testigo protegido’ declaró ante la titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia en contra de Zaplana. Aseguró que el ex ministro le dijo personalmente que buena parte del patrimonio transferido desde Luxemburgo a Uruguay era suyo. Sin embargo, cuando le solicitaron que aportase las pruebas pertinentes para sostener estas acusaciones explicó que no tenía ninguna. Ni siquiera un correo electrónico ni un mensaje de ‘Whatssap’ con el ex presidente valenciano.

El fiscal recondujo el interrogatorio y, apoyándose en la versión del testigo, le preguntó: «Una cosa, ¿en estos acuerdos no aparece el nombre real del cliente?» El uruguayo respondió aliviado, como si le hubiesen echado un capote, que: «Efectivamente, es una figura por la cual básicamente se actúa por otra persona actuando en nombre y representación pero, en muchos casos o en algunos casos, se hace en forma de un contrato o un negocio verbal a los efectos de mantener la plena confidencialidad».

Añadió que es una relación basada en «la confianza entre el profesional y el cliente», sin que exista ni un sólo documento o contrato firmado entre ambos. Tan sólo un «acuerdo verbal».

Seguidamente, el representante del Ministerio Público le expuso que si «esta es la razón por la que no existe ningún documento firmado por Joaquín Barceló, Francisco Gray y Eduardo Zaplana». A lo que el testigo asintió.

Sociedades

Según declaró el testigo, Francisco Grau –que fue asesor fiscal de Zaplana– montó una estructura societaria en Luxemburgo, en torno a la sociedad Imison International, para invertir los beneficios de Joaquín Barceló procedentes del negocio inmobiliario.

Belhot les aconsejó entonces trasladar esta estructura a Uruguay, donde Barceló podía beneficiarse del secreto bancario y una fiscalidad más beneficiosa: «En Uruguay la evasión fiscal no era delito en ese momento», explicó. Según su versión, entonces traspasaron todos los activos de Imison International, que Belhot cifra en 7,9 millones de euros, a dos sociedades constituidas en Uruguay: Disfey y Misnel.

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