EEUU despliega su contingente militar en Arabia Saudí por la creciente tensión con Irán

Israel-Arabia Saudí
Donald Trump con Mohamed Bin Salman @Getty

EEUU prevé destinar 500 soldados a la base aérea rey Salmán de Arabia Saudí, justo en un momento cumbre de la tensión existente con Irán en el golfo Pérsico; estimulada debido a los últimos episodios relacionados con la inseguridad del tránsito marítimo en la región, que fueron achacados a la actividad iraní.

Esta maniobra ya fue anunciada en fechas previas por la Administración norteamericana. “Por invitación y en coordinación con el reino de Arabia Saudí, el secretario de Defensa ha autorizado el envío de personal y recursos”, indicó la semana pasada en un comunicado oficial el Mando Central de las Fuerzas Armadas de EEUU (CENTCOM). En dicha nota, el CENTCOM también explicó que esta estrategia “dota de una mayor capacidad de defender nuestras tropas y nuestros intereses en la región ante la aparición de amenazas creíbles”.

De esta manera, después de 15 años las tropas estadounidenses vuelven a pisar territorio saudí; tres lustros que han pasado ya desde la ocupación de Irak en 2003 dentro de la operación que se efectuó contra el dictador iraquí Sadam Hussein. El propio rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdulaziz al-Saud, ha dado luz verde a la recepción de soldados y material bélico; una actuación que había anunciado anteriormente Donald Trump, presidente de EEUU, con el objetivo de disuadir a Irán de continuar con unas ofensivas que amenazan la seguridad del tráfico naval en la zona del golfo Pérsico.

Por su parte, las autoridades saudíes señalaron que con esta misión se trata de “reforzar la seguridad y estabilidad en la zona”. En este sentido, el Ministerio de Exteriores del reino saudí publicó en la red social Twitter que tanto Riad como Washington siguen profundizando en fortalecer su sólida relación ante las “amenazas regionales”.

“Basado en una cooperación mutua entre Arabia Saudí y Estados Unidos y en su deseo de reforzar todo lo que pueda preservar la seguridad de la región y su estabilidad, el rey Salmán aprobó alojar fuerzas estadounidenses”, reseñó también, por su parte, el Ministerio de Defensa saudí. “Para Estados Unidos el despliegue tendrá un efecto disuasorio suplementario y reforzará nuestra capacidad para defender a nuestras tropas y nuestros intereses en la región frente a amenazas emergentes y creíbles», añadió.

Ya hay 1.500 efectivos desplegados en la zona del golfo Pérsico con la última aportación de 500 soldados en suelo saudí. En este escenario, Patrick Shanahan, secretario de Defensa en funciones de EEUU, remarcó que “los recientes ataques iraníes validan la fiable información de los servicios de inteligencia sobre el comportamiento hostil de Irán y sus agentes próximos”.

Todo esto ocurre tras un último suceso relacionado con la captura por parte de la Guardia Revolucionaria de Irán (cuerpo de élite del Ejército persa) del petrolero británico Stela Imperio en el estrecho de Ormuz, del que se sospechaba, en principio, de llevar a cabo prácticas de contrabando de petróleo. Aunque las autoridades saudíes se han apresurado a separar este episodio del envío de tropas norteamericanas, el cual estaría ya planeado desde hace semanas.

Este acontecimiento se une a una larga lista de encontronazos navales en aguas del Golfo Pérsico, de los que se responsabiliza al régimen de los ayatolás, que buscaría desestabilizar la zona, poniendo en riesgo la paz establecida.

Tanto EEUU como sus principales socios en la zona (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Israel) llevan tiempo acusando a Irán de haber fortalecido su posición estratégica gracias al famoso acuerdo nuclear firmado en 2015, el Plan de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés). Mediante el cual se pretendía controlar el desarrollo nuclear de Irán a cambio de contraprestaciones. La Administración Trump tomó la determinación hace un año de salirse de ese acuerdo e imponer sanciones económicas y políticas a los iraníes, destacando sobre todas las relacionadas con el comercio del crudo iraní, gran fuente de ingresos del país.

Tras estas medidas agresivas, que incluían la retirada de exenciones a ciertos países sobre la compra de petróleo persa y que dañaban sobremanera la economía iraní, el régimen de Irán contraatacó destacando que seguiría comerciando con su petróleo e incluso amenazando con bloquear el estrecho de Ormuz, principal zona de paso del comercio mundial de crudo. Además, Irán amenazó con rebajar sus compromisos comerciales si persistían las sanciones impuestas contra su nación.

Mientras tanto, se han ido sucediendo en las últimas semanas enfrentamientos marítimos de los que se ha responsabilizado a Irán, como, por ejemplo, el sabotaje a petroleros en aguas emiratís, el ataque directo a cargueros en el golfo de Omán o la interceptación de navíos en el estrecho de Ormuz, como la protagonizada por agentes iraníes sobre el buque The British Heritage, que obligó a la intervención de fragatas de guerra de Reino Unido.

Continúa de esta forma la escalada de tensión en el área del golfo Pérsico, ante la que los aliados contrarios a Irán tratan de oponer una fuerte coalición que mantenga la estabilidad en la zona y que sirva de elemento de disuasión para la actitud beligerante del régimen de los ayatolás. Incluso, debido a la situación de inestabilidad desatada en la región, llegó la propia condena del mundo árabe a través de las cumbres de La Meca que fueron organizadas por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y la Liga Árabe, bajo el auspicio del rey Salmán de Arabia Saudí. En estos cónclaves se acusó directamente a Irán de “amenazar la seguridad mundial”.

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