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Adiós a las reformas en tu casa: el truco para tener una cocina como nueva por muy poco dinero y sin obras

cocina nueva
Blanca Espada

¿Tu cocina se ha quedado anticuada y te gustaría darle un cambio, pero sólo de pensar en obras ya se te quitan las ganas? No es algo que sólo te pase a ti. Muchas personas tienen la sensación de estar atrapadas en un espacio que ya no les representa, pero el coste de una reforma completa y el caos que supone meterse en albañilería acaban por frenar cualquier intento de renovación. La buena noticia es que hay formas mucho más asequibles, y limpias, de transformar esta estancia sin necesidad de levantar media casa.

Porque sí, renovar la cocina no tiene por qué pasar siempre por cambiar suelos, tirar azulejos o instalar mobiliario nuevo de arriba a abajo. A veces, con pequeños cambios muy bien pensados, puedes lograr un resultado casi de revista. Lo importante es saber por dónde empezar y qué merece la pena tocar y qué no. De hecho, cada vez más expertos en interiorismo y reformas están apostando por lo que ya se conoce como lavado de cara inteligente, que implica invertir poco, cambiar algunas cosas y lograr un resultado como si tu cocina hubiera pasado por las manos de un experto en reformas y otro en decoración. ¿Y cómo lo hacemos nosotros? Te lo explicamos a continuación.

El truco para tener una cocina como nueva

Aunque lo que más nos suele preocupar es la estética, lo primero que recomienda el reformista Alejandro Ortiz es comprobar el estado de las instalaciones ocultas: fontanería y electricidad. Si las tuberías no son antiguas (de plomo o hierro) y el sistema eléctrico es capaz de soportar la carga de los electrodomésticos actuales, entonces estás de suerte: puedes lanzarte a renovar sin meterte en grandes obras.

Pero hay que ser realistas. Si el sistema necesita renovación parcial, tampoco hay por qué alicatar toda la cocina. Según explica Ortiz desde su canal de YouTube, muchas veces se puede hacer lo que él llama una «reforma de tripas»: intervenir sólo en la parte baja, justo donde van los muebles y electrodomésticos, dejando visible solo lo necesario. Luego, lo que se haya tenido que romper puede ocultarse fácilmente con vinilos o encimeras laminadas, y el resto de la pared se puede pintar. ¿El resultado? Instalaciones nuevas, cocina moderna y un presupuesto mucho más asequible.

Olvídate del alicatado: otras formas de renovar paredes y suelos

Uno de los cambios más potentes que puedes hacer sin levantar polvo es pintar los azulejos. Hay esmaltes específicos que adhieren perfectamente sobre la cerámica y no solo cubren, sino que sellan. Con esto, puedes decir adiós a los estampados antiguos y conseguir una pared blanca, gris o incluso verde oliva, en solo una tarde. El efecto es inmediato. Y si además lo combinas con vinilo autoadhesivo en el suelo o en el peto de la encimera, el cambio visual es total.

Este tipo de vinilos, que ya vienen con aspecto de madera, piedra o microcemento, son fáciles de colocar sobre la superficie anterior, sin necesidad de arrancar nada. Y con menos de 150 euros puedes renovar ambas superficies y ganar luz, estilo y sensación de amplitud.

Detalles que transforman: grifería, luz y tiradores

A veces, no hay que cambiarlo todo, sino saber qué elementos tienen mayor peso visual. Ortiz insiste en que renovar la grifería, cambiar los plafones del techo por algo más actual o instalar tiradores nuevos puede parecer un gesto mínimo, pero tiene un impacto enorme. Una grifería negra mate o dorada puede elevar toda la estética. Y si además sustituyes la antigua iluminación por focos led o una lámpara decorativa, la sensación de modernidad se multiplica.

En cuanto a los tiradores, cada vez se ven más los modelos integrados o de formas orgánicas, pero incluso el clásico metálico cambia por completo la lectura del mueble si se combina bien con el resto del espacio. Y si hablamos de presupuestos, estamos en cifras asumibles: por menos de 50 euros puedes renovar todos los tiradores, y por unos 80 puedes actualizar la iluminación de toda la cocina.

Encimera nueva, sin cambiar los muebles

Cambiar la encimera también es una de esas inversiones que merecen la pena si buscas ese efecto wow sin arrasar con tu cocina. Las de laminado actuales imitan materiales como la piedra natural o el mármol, y su precio es mucho más accesible que las de cuarzo o granito. Sólo  con esto ya consigues un acabado moderno que actualiza incluso los muebles más básicos.

Lo mejor es que, si la base de los muebles está bien, no hay por qué sustituirlos. De hecho, muchos carpinteros trabajan con los módulos existentes para ajustar una encimera nueva y darle el acabado final. Este cambio, junto con pintura de azulejos y suelo vinílico, puede dejar una cocina totalmente diferente sin que parezca que ha pasado una obra por allí.

¿Cuánto cuesta un lavado de cara completo?

Los números son claros. Mientras que una reforma integral de cocina puede costar entre 7.000 y 8.000 euros (según metros, muebles y electrodomésticos), un lavado de cara con pintura, vinilo, iluminación y pequeños detalles puede quedarse en torno a los 500 euros en materiales. Si lo hace un profesional, probablemente suba a 1.000 euros. Aun así, el ahorro frente a una obra completa es más que significativo.

Para que te hagas una idea: pintar los azulejos ronda los 150 euros en materiales, el suelo vinílico unos 100, el peto de la encimera 120, la iluminación 80 y los tiradores 50. Incluso podrías renovar también la encimera y seguir por debajo de los 1.500 euros. En comparación, sólo el alicatado completo de una cocina de 30 metros cuadrados puede costar más de 1.600 euros. Y eso, sin contar suelos, instalaciones o mobiliario.

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