Irregularidades

El PSOE falseó su contabilidad para cobrar 520.000 € en subvenciones electorales que no le pertenecían

Los auditores del Estado frustraron el intento de los socialistas de colar como gastos electorales numerosas facturas aprovechando las generales y municipales de 2019

Conciertos, viajes o noches de hotel: así intentó el PSOE torcer la ley para cazar subvenciones

Condenada una consejera socialista de Chaves por pagar sobresueldos ilegales en la Junta de Andalucía

PSOE subvenciones electorales
El PSOE de Pedro Sánchez y el PSC liderado entonces por Iceta trataron de colar falsos gastos electorales para cobrar más subvenciones
Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

El PSOE y su filial catalana del PSC falsearon sus contabilidades electorales de las anteriores citas con las urnas de hace cuatro años para hacerse con 520.000 euros en subvenciones a las que no tenían derecho, porque las facturas que presentaron para justificar esos importes nada tenían que ver en realidad con gastos de campaña. La maniobra fue detectada a a tiempo por los auditores del Estado. De lo contrario, el Partido Socialista de Pedro Sánchez se hubiera embolsado subvenciones electorales improcedentes, con las que habría sufragado gastos que en realidad son de funcionamiento ordinario de la organización. El defraudado habría sido el Gobierno de Sánchez. Esas ayudas públicas las otorga el Ministerio del Interior.

Esa manipulación de las contabilidades electorales del PSOE se pone de manifiesto en informes del Tribunal de Cuentas (TCu) recopilados por OKDIARIO. Todos ellos han sido emitidos por los auditores que se encargan de escrutar las contabilidades electorales que tienen obligación de presentar todos los partidos que concurren a elecciones y tienen derecho potencial de cobrar las subvenciones oficiales habilitadas a estos efectos. El examen del Tribunal de Cuentas es preceptivo para velar por la procedencia y legalidad de las subvenciones electorales que reciben los partidos que compiten en las urnas.

El intento del PSOE se vio frustrado, porque los inspectores del Tribunal de Cuentas pillaron a los socialistas con una contabilidad electoral engordada con gastos que eran improcedentes. En unos casos, porque se trataba de compras o servicios propios del funcionamiento ordinario del partido, nada que ver con las campañas; y, en otros casos, porque se trataba de gastos electorales indebidos, prohibidos por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg), como por ejemplo la difusión de publicidad partidista antes de que se abriera el plazo legal para ese tipo de acciones de promoción.

Más de medio millón

Entre unas anomalías y otras, los auditores del Tribunal de Cuentas detectaron en las contabilidades del PSOE un total de 520.736,84 euros que el partido quiso camuflar como gastos electorales para cobrárselos en subvenciones estatales, cuando en realidad no tenían esa consideración.

La cantidad de anomalías detectadas al respecto por los inspectores del Tribunal de Cuentas evidencian que ni fue un desliz contable ni una mala praxis puntual. Y es que en las tres campañas electorales que hubo hace cuatro años incurrió el PSOE en la misma práctica, en ese intento de colar como gastos electorales facturas que no encajan en ese concepto, lo que, de prosperar, habría supuesto en la práctica, unos ingresos en fraude de ley a costa del Estado. Y eso cuando era el PSOE el que ya estaba en el Gobierno y, por tanto, al que le correspondía velar por el correcto uso de los fondos públicos, de los Presupuestos Generales del Estado.

En 2019, el PSOE gobernaba en solitario, con el apoyo parlamentario de Podemos, los herederos de ETA de Bildu y los partidos golpistas catalanes del procés. Con su apoyo se instaló Pedro Sánchez en La Moncloa el 1 de junio de 2018, fruto de la moción de censura contra Mariano Rajoy (PP). En 2019 hubo elecciones generales en abril que, al no sustanciarse en una investidura, forzaron a su repetición en otros comicios que tuvieron lugar en noviembre. En el ínterin se celebraron las elecciones municipales en toda España, además de las autonómicas para un buen número de parlamentos y gobiernos regionales.

Cantidades en cada campaña

Los informes de fiscalización del Tribunal de Cuentas sobre esas campañas electorales llegaron unos años más tarde. En este caso, cuando han aflorado, el foco de la actualidad política estaba puesto ya en otras prioridades y las contabilidades electorales sonaban demasiado a pasado. Pero esos informes que constan en los archivos del Tribunal de Cuentas reflejan una retahíla de irregularidades cometidas por el PSOE en las campañas electorales de 2019 para inflar sus ingresos por subvenciones.

Uno de los datos más destacados fue ese intento por hacer pasar como gastos electorales facturas que no tienen esa consideración, para así obtener más ayudas públicas de las que le correspondían.

En las generales de abril de 2019, el PSOE intentó colar facturas de este tipo por un total de 70.250,27 euros, y su filial catalana del PSC otros 100.385,96 euros. En las municipales de mayo de ese mismo año, de nuevo la misma intentona: la contabilidad electoral del PSOE fue trufada con 84.118,32 euros de gastos que en realidad no eran de campaña, y el PSC hizo lo mismo con otros 25.532 euros. Por último, en las elecciones generales de noviembre de 2019, el Partido Socialista acomodó su contabilidad electoral para intentar colarle al Gobierno que él mismo dirigía otros 127.705,41 euros de gastos no electorales, y el PSC lo intentó también por su lado, con otros 112.745,63 euros que trató de cobrar como subvenciones electorales cuando resultaba totalmente improcedente por el tipo de gastos que había aportado.

Es larga la lista de facturas que PSOE y PSC intentaron colar indebidamente como gastos electorales para cobrar más subvenciones: actuaciones musicales; autobuses para llevar a militantes y simpatizantes a llenar mítines, alquiler de salas para actividades no relacionadas con la campaña electoral en los términos que marca la ley; facturas por compra de material de oficina para las sedes del partido que, pese a ser un gasto ordinario de funcionamiento, nada tiene que ver con una necesidad electoral; y también aparecen pagos que no están suficientemente justificados, que el partido los incluyó como gastos electorales sin ser capaz de detallar mínimamente a qué compra o servicio correspondían.

Lo último en Elecciones

Últimas noticias