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Alejandro Sanz (56) confiesa su relación con Antonio Flores: «Me arrepentiré toda mi vida»

Alejandro Sanz disfrutaba de una bonita amistad con el hijo de Lola Flores

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Alejandro Sanz en un concierto. (Foto: Gtres)

A sus 56 años, Alejandro Sanz puede presumir detener a sus espaldas una trayectoria impecable. Gracias a su esfuerzo y dedicación, se ha convertido en uno de los artistas más importantes del momento y nosotros sabemos en qué punto se encuentra. Teniendo en cuenta sus últimos movimientos, podemos decir que el cantante cada vez se siente más cómodo y esa es la razón por la que da detalles sobre su vida personal. Hace unos días sacó a la luz su relación de amistad con Antonio Flores y declaró: «Me dijo que fuera a la cabaña de El Lerele, pero no fui… Me arrepentiré toda mi vida». Poco después de recibir la oferta de su amigo, se enteró de su triste pérdida y ahora la menta haber tomado esta decisión.

Alejandro Sanz se encontraba en uno de los mejores momentos de su carrera y tenía que esforzarse mucho para cumplir con sus compromisos. Tuvo que renunciar a bastantes cosas y ese es el motivo por el que no se reunió con Antonio Flores. Eso sí, se alegra profundamente de haber sido su amigo y atesora grandes recuerdos que nunca dejará atrás. «Mis ratos favoritos era cuando después de un sarao me llevaba en su coche a mi casa, no importaba la hora. Ahí teníamos conversaciones que atesoro como joyitas en forma de recuerdo», comenta en una conocida revista.

Una amistad pura y sincera

El intérprete de Corazón partío ha querido recordar con especial emoción la profunda amistad que le unió a Antonio Flores, una relación marcada por la admiración mutua y el respeto artístico. No ha dudado en ensalzar el talento del cantautor, a quien definió como «el último mohicano, el lobo solitario, la pasión contenida y su facilidad para contar las cosas», resaltando que su mayor virtud era precisamente ser único. Estas palabras reflejan la huella imborrable que Antonio dejó en su vida, no sólo como artista, sino como persona con una sensibilidad especial para transmitir emociones a través de la música. Esquire, una publicación especializada en talento, ha recogido estas declaraciones de Sanz que están dando tanto de qué hablar.

Lola Flores posando con sus hijos. (Foto: Gtres)

Tal y como hemos adelantado, los recuerdos que Alejandro Sanz tiene de Antonio Flores permanecen intactos, tanto los momentos compartidos en los escenarios, como aquellos encuentros más personales, lejos del foco mediático, en los que también tuvieron la oportunidad de cantar juntos. El artista ha rememorado con cariño esas experiencias, en las que la complicidad y la conexión musical fluían de forma natural.

Aún hoy, al evocar esa etapa de su vida, asegura sentir un «ambiente casi místico, de respeto, de admiración, de disfrute de los sentidos» que le transporta directamente a aquellos años. Para él, cantar junto a Antonio Flores no era compartir música, sino vivir un momento de plenitud emocional y artística que trascendía lo meramente profesional. Esa conexión especial, unida al recuerdo de una amistad pura, sigue siendo una de las experiencias más valiosas de su carrera y una de las que guarda con mayor orgullo en su memoria. Eran pocos los que conocían todo esto y su público se ha quedado sin palabras al descubrir la sincera amistad que mantenía con el hijo de Lola Flores.

El homenaje a Lola Flores

Nosotros hemos echado al vista atrás y nos hemos dado cuenta de una cosa importante. Alejandro Sanz quiso rendir homenaje a otra figura irrepetible del arte español: Lola Flores, madre de Antonio. Lo hizo con una emotiva carta en la que plasmó, con la sensibilidad que le caracteriza, la admiración que siempre sintió por La Faraona. En el comunicado que publicó, la describía como una mujer que vivía en «un verano permanente de palabras», capaz de abastecer a todos con su ingenio y su talento natural. Para él, Lola desprendía frases como quien desprende un aroma, de manera espontánea y sin esfuerzo, dejando en cada conversación una huella única que nadie más podía replicar.

Sanz destacó que, alrededor de Lola, las palabras siempre revoloteaban alegres y cargadas de genialidad. Su oratoria, su ingenio ingenuo y a la vez genuino, y su capacidad para improvisar eran virtudes que convertían cualquier encuentro en un momento mágico. El cantante evocó cómo el doble sentido, siempre espontáneo y fresco, se convertía en norma en la boca de Lola, y cómo su locura artística estaba impregnada de una verdad absoluta que impactaba de lleno en quien la escuchaba. Esa energía, tan impredecible como auténtica, conseguía «salpicar de luciérnagas» a todo el que tenía la suerte de compartir tiempo con ella.

En su homenaje, Alejandro Sanz también reconoció que la belleza perseguía a Lola Flores como una sombra inevitable, una mezcla de luz y de misterio que hacía que su presencia fuera magnética. Sus palabras reflejaban la admiración por su talento artístico y por la persona que había detrás del mito: una mujer que transformaba lo cotidiano en arte y que regalaba momentos inolvidables a todos los que la rodeaban.

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