Paz Padilla revienta y cuenta todo sobre el infierno que vivió en ‘Sálvame’
Paz Padilla vivió momentos muy complicados en 'Sálvame'
La presentadora ha roto su silencio y ha señalado a sus antiguos compañeros
Paz Padilla asegura que estuvo "diez años sin vacaciones" cuando trabajaba en 'Sálvame'
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Sálvame fue uno de los formatos más polémicos de la televisión. Su despedida, el 23 de junio de 2023, puso fin a 14 años de emisiones ininterrumpidas. En ese recorrido, pocas figuras concentraron tanta notoriedad como Paz Padilla, cuyo abrupto despido tras una discusión en directo con Belén Esteban simbolizó el desgaste acumulado en una dinámica laboral exigente y, según reconoce ahora, emocionalmente devastadora.
La presentadora abandonó Mediaset por la puerta trasera, distanciándose de manera definitiva de sus ex compañeros y de todos aquellos proyectos que surgieron después del final del programa, como La familia de la tele o Ni que fuéramos. Su ausencia en estos formatos ya apuntaba a una ruptura profunda con la etapa anterior, pero no ha sido hasta ahora cuando Padilla ha descrito con detalle el proceso que la llevó a alejarse por completo.
El infierno de Paz Padilla
Invitada hace unos días al pódcast Poco se habla, presentado por Ana Brito y Xuso Jones, la humorista y presentadora habló sin filtros sobre la realidad que vivió detrás de las cámaras. Sus declaraciones dibujan un escenario marcado por la sobrecarga, la presión constante y la renuncia a buena parte de su vida personal. «Durante 14 años estuve haciendo Sálvame casi todos los días de la semana. Te puedo decir que diez años estuve sin vacaciones. Se iba Jorge y yo seguía», explicó, recordando la exigencia de un formato que demandaba presencia, disponibilidad y capacidad para sostener emociones extremas casi a diario.

Paz Padilla reconoce que permaneció tanto tiempo en esa dinámica porque había interiorizado una idea muy extendida en el sector: la urgencia por aprovechar cada oportunidad laboral ante el temor de que la televisión fuese un terreno inestable y efímero. «Si no empiezas ahora a hacer realidad tu sueño, que se te acaba la vida», reflexionó, señalando que durante años vivió bajo la premisa de que el tiempo profesional es limitado y que no podía permitirse frenar. Sin embargo, hoy su visión es distinta: «Tengo el mismo tiempo que tú, lo que pasa es que ahora lo invierto en cosas que yo quiero».
Paz Padilla abandonó ‘Sálvame’
La salida de Sálvame supuso para la gaditana un replanteamiento profundo de sus prioridades. Desde entonces ha orientado su carrera hacia proyectos elegidos por convicción, no por inercia. Ha participado en una nueva película, continúa de gira con varias obras de teatro y trabaja en su próximo libro. «Lo que quiero es administrar mi tiempo. Antes lo hacía todo a la vez porque nos han programado diciéndonos que debemos aprovechar porque esto se acaba. Te puedo decir que he estado 30 años y nunca se ha acabado. Nos reinventamos», reflexionó.
Esa reorganización también ha afectado a su agenda inmediata. La actriz ha retomado su participación en La que se avecina, y según contó, ha pedido a su representante que no le programe más compromisos en paralelo para no repetir hábitos del pasado. La decisión refleja una voluntad de aprender de lo vivido y de garantizarse un equilibrio que durante años le fue imposible alcanzar.
La presentadora no deja de luchar
Aunque su trayectoria profesional ha sido siempre visible, Padilla compartió por primera vez el sacrificio personal que implicó su ritmo de trabajo. Durante los años en los que simultaneaba televisión y ficción, llegó a vivir prácticamente separada de su hija. «Tenía mi niña pequeñita. Estaba haciendo ¡Ala… Dina! y trabajaba de lunes a viernes en Madrid y los fines de semana en Barcelona. Solo veía a mi hija los sábados. Dejé la serie porque quería estar con mi hija», explicó con sinceridad. Este episodio marcó un punto de inflexión en su relación con el trabajo, aunque no lo suficiente como para frenar del todo la dinámica que imponía Sálvame.
El relato de Padilla revela un desgaste silencioso que se prolongó durante años y que terminó desembocando en una ruptura total con el formato. Su reflexión final resume la convicción que la guía en esta nueva etapa: «Lo primero no es el trabajo». Con esta afirmación, la presentadora lanza un mensaje sobre la importancia de preservar la salud emocional, la vida familiar y la independencia personal en un sector donde la exposición y las exigencias pueden consumirlo todo.
En estos momentos, la humorista mira hacia adelante con nuevos proyectos, una agenda que gestiona a su medida y una claridad que, admite, no tenía en los años en los que vivía atrapada en el ritmo frenético de la televisión en directo. Su historia, contada sin dramatismos pero con firmeza, parece marcar el inicio de una etapa en la que, por primera vez en mucho tiempo, se concede el derecho a elegir y a vivir con un equilibrio que antes no pudo permitirse.
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