Baloncesto

¿Tan difícil era dar una retirada en condiciones a Juan Carlos Navarro?

Juan Carlos Navarro
Juan Carlos Navarro posa con los hermanos Gasol y Sergio Rodríguez en su última medalla con la selección española. (FIBA)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Han retirado a Juan Carlos Navarro del baloncesto y lo han hecho por la puerta de atrás. Un frío comunicado en pleno mes de agosto despachó una de las carreras más impresionantes del deporte español. Hoy los que fueron sus compañeros de medallas verano tras verano cuestionan los métodos y las formas empleadas en retirar al campeón de todo lo posible en Europa. A Pau, Marc, Ricky y unos cuantos más se les han levantado las costuras al ver cómo el que ha sido su ídolo se marcha de una manera casi anónima.

Si lamentable ha sido el trato del Barcelona –que ahora lo intentará arreglar– no menos sonrojante ha sido el dispensado por la Federación Española de Baloncesto al jugador que más veces ha vestido su camiseta. Hubiese sido muy sencillo montarle un aquelarre acorde a Juanqui de despedida, pero a nadie parece habérsele encendido la bombilla. ¿Tan difícil era hacer un torneo de homenaje con las ventanas FIBA –que se juegan a mediados de septiembre– como leitmotiv? ¿Se hubiese borrado alguno de los internacionales pata-negra de despedir a su amigo en un torneo? Ya les anticipo yo que nadie. Por respeto, pero sobretodo por admiración.

Podrían poner el calendario como excusa, pero es que ni la ACB ni la Euroliga ni la NBA están para molestar en estas fechas. El producto se vendía sólo: el último partido de Navarro y encima vistiendo la camiseta de España. Pero no, será el partido de amigos de Pau contra amigos de Marc el que se lleve ese honor de haber despedido, sin saberlo, a la bandera de la generación de los Juniors de Oro. 10 medallas con la Absoluta, MVP del EuroBasket de 2011, jugar cojo muchas veces y posiblemente en contra de los deseos de su club, no parecen suficientes credenciales para darle el adiós adecuado a La Bomba.

Entre los periodistas de baloncesto circula el rún-rún de qué hubiese pasado en otros tiempos. Sí, cuando Estados Unidos venía a jugar a España, cuando nadie nos tosía en la FIBA o cuando organizábamos Mundiales y Europeos casi como costumbre. La historia de eso ya se escribió, con sus luces y sus sombras, pero desde luego alguno que otro no se hubiese quedado quieto ante la marcha de Juan Carlos. En otra era, el compromiso por acudir con la selección imperaba sobre el resto de factores. Hoy es difícil que alguien sea capaz de recitar la lista de 16 de Scariolo para los partidos contra Ucrania y Letonia.

Es posible que la Federación tenga disculpa por la cercanía del Mundial Femenino de Baloncesto de Tenerife, a finales de septiembre, pero tampoco es menos cierto que muchos de los países que juegan en las ventanas FIBA de septiembre han programado diversos partidos amistosos para llegar más rodados a esos encuentros. Navarro se hubiese merecido irse como un grande de la historia del baloncesto y no lo va a hacer. Pau Gasol, íntimo del escolta, ha tomado nota de lo que le puede esperar el día que tenga que colgar las zapatillas. Todos los servicios prestados a un equipo durante años para que después te dejen sin nada. El baloncesto no siempre tiene finales felices.

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