La purga de Suárez, un factor más para que se replantee su futuro

Messi se carga de razones para irse del Barça

El futuro de Leo Messi sigue en el aire y los últimos movimientos del Barcelona le alejan cada vez más del club. A la falta de claridad en el nuevo proyecto se une la decisión de Koeman de prescindir de Suárez, una razón más para no seguir de azulgrana

Messi
Hugo Carrasco

Leo Messi sigue sin aclarar sus dudas y sin confirmarle al Barcelona si tiene la intención de continuar el próximo curso. En la reunión mantenida con Ronald Koeman dejó en el aire su futuro como culé y lo cierto es que tiene motivos más que de sobra para marcharse. La incertidumbre que rodea al club a corto plazo no termina de convencer a Messi, pieza fundamental en el plano deportivo para el conjunto culé. El proyecto de renovación sigue sin estar claro y las últimas informaciones no agradan al jugador, por lo que los motivos para irse del Barça tienen cada vez más peso.

Los pesos pesados del vestuario están señalados y muchos de ellos en venta. Como es lógico, la limpia en la plantilla no es la mejor de las opciones para conseguir que Messi se quede, más aún si no se dispone de recursos para reponer a esas estrellas con jugadores que sean capaces de dar la talla. Particularmente, el argentino está también molesto con la decisión del club de prescindir de Luis Suárez, con el que tiene una profunda amistad.

El nuevo entrenador culé ya se habría puesto en contacto con el delantero para comunicarle que ni él ni el club cuentan con sus servicios para la temporada que está por empezar. Una llamada que no ha gustado nada a Messi y que se suma al resto de acontecimientos que se han producido sobre todo en los últimos meses y le han llevado a replantearse su futuro en la entidad.

La relación de Messi con la directiva está rota. El capitán culé ha dado la cara en varias ocasiones a lo largo del curso para destapar las mentiras de la cúpula y defender a sus compañeros. La fractura se produjo tras la destitución de Valverde y del conocido como ‘Barçagate’, en el que se descubrió que Bartomeu y su junta pagaron por una campaña en redes para desprestigiar a parte del vestuario. Con el ERTE aplicado durante el parón por el coronavirus, la ruptura fue insalvable.

Pese a los constantes escándalos y la debacle económica y deportiva del club, el presidente sigue aferrado a su puesto y, además, pone el foco sobre el vestuario, algo que no gusta nada a la estrella culé. Las intenciones pasan porque el nuevo proyecto siga girando en torno a él, pero las directrices no están nada claras, por lo que es imposible por el momento conseguir convencerle.

La situación en el Camp Nou es más que convulsa. El club no tiene margen de maniobra, debido al mal momento económico por el que pasa el club. En este mercado se ven en la obligación de ampliar con jugadores de nivel una plantilla que cuenta con sólo 20 fichas de jugadores del primer equipo y, de ellos, siete son descartes. Una tarea nada sencilla, viendo el estado en el que se encuentran las cuentas.

Ahogado por el derroche de la directiva en fichajes inservibles y en sueldos desorbitados, el club busca encauzar la situación con una reconstrucción de la plantilla que no apunta a ser ni sencilla ni viable. El nuevo proyecto barcelonista no termina de dibujarse ni de ilusionar. Una situación que cansa a Messi cada vez más y que le aleja de seguir en el club, pese a que no hay muchos equipos capaces de pagarle lo que cobra en el Barça.

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