La derrota del Atlético en Gijón deja la Liga preparada para el Barça

Jony-Sanabria-Sporting-Atlético
Jony y Sanabria celebran el primer gol del Sporting. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

«Esta Liga está peligrosamente preparada para el Real Madrid». La frase la dijo este verano Simeone. El argentino como entrenador no tiene precio, pero como futurólogo tampoco. En El Molinón y con un once plagado de chicos suplentes para oxigenar al equipo tras la paliza ante el PSV, el Atlético dimitió de la Liga a pesar de ponerse por delante con un golazo de Griezmann en una falta que no existió.

El Atlético saltó al césped del estadio del Sporting dispuesto a ser fiel a sí mismo: rocoso y aburrido. Prietas las filas, mucha presión, pocos espacios y no demasiado fútbol. Con eso les basta a los rojiblancos para ganar muchos partidos, al menos en la Liga casi todos. Pudo Griezmann pasaportar el partido casi antes de comenzar con una ocasión después de un lío de Lora en los primeros minutos.

No lo hizo y el partido se cayó. El Sporting era la exaltación de la impotencia, mientras que el Atlético tenía el partido donde quería. Defendía con orden y esperaba su oportunidad para que la pelota les llegara a los de arriba: Vietto, Correa, Saúl o Griezmann.

Pasaron los minutos hasta la fatídica jugada de Pablo Pérez y Saúl que Gil Manzano consideró falta por error. Griezmann ejecutó el golpe franco con una precisión milimétrica, como lo hacen los genios, y la pelota se coló por la escuadra del Pichu Cuellar. El Molinón se enfadaba, puede que no lo suficiente, pero el Atlético encarrilaba el partido y mantenía viva la Liga. Es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo.

Pablo-Pérez-Saúl
Pablo Pérez tocó el balón.

En el segundo intento el Sporting apretó, pero el Atlético es el único equipo del mundo que se siente más cómodo defendiéndose que atacando. Los rojiblancos saben sufrir y sufrieron lo suyo en el segundo tiempo, pero es una heroicidad marcarles un gol y el equipo de Abelardo no está para grandes heroicidades, por algo va como va en la Liga.

El hundimiento del Atlético

En el 75 mereció empatar el Sporting, pero la falta directa de Sanabria se estrelló contra el palo izquierdo de Oblak. Para los gijoneses era a balón parado o nada. Y lo consiguió gracias a otra falta en la frontal, tres minutos después. Esta vez el obús de Sanabria se coló entre la barrera rojiblanca, tocó en Kranevitter y despistó a Oblak. El tanto daba aire al Sporting y ponía fin a la Liga a falta de ocho jornadas.

Los de Abelardo siguieron atacando con fe y desorden y Castro tuvo en sus botas las victoria a tres minutos de final, pero su disparo a bocajarro y con Oblak batido lo repelió el larguero. Pero el fútbol fue justo con Castro, que tuvo la ocasión, ya en el 89, de arreglar el desaguisado y empujar a puerta vacía una jugada coral del Sporting que suponía el 2-1 y culminaba una remontada épica con El Molinón en trance.

La derrota del Atlético deja ahora la Liga en manos del Barcelona. Si los de Luis Enrique ganan en Villarreal, su distancia con el segundo será de 11 puntos y de 12 con el tercero siempre que el Real Madrid gane al Sevilla. Además, en ambos casos los azulgrana tienen el gol average a su favor y sólo quedan 9 partidos para acabar el campeonato. Así que, por mucho que puedan decir las matemáticas, esta Liga tiene color azulgrana.

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