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Regresión infantil: ¿por qué tu hijo se comporta como un bebé?

Qué es la regresión infantil que lleva a los niños a comportarse como si fueran más pequeños

Señales y qué podemos hacer cuando se produce

Cómo el abuso de las pantallas puede alterar la conducta sensorial de bebés y niños

regresión infantil
Madre con su hijo.
Blanca Espada

A veces, en la crianza de los hijos, surgen retos como la llamada «regresión infantil». Este es un tipo de comportamiento que puede pillar por sorpresa a padres y madres, ya que de se produce cuando el niño, que parecía avanzar a pasos agigantados en su desarrollo, comienza a comportarse de repente como un bebé nuevamente. Situaciones como pedir un chupete que ya no usaba, querer dormir en la cama de los padres o incluso volver a tener accidentes con el control de esfínteres pueden generar preocupación. Pero este fenómeno, es más común de lo que parece, y aunque puede ser desconcertante, no es necesariamente una señal de que algo va mal en el desarrollo de tu hijo.

Las regresiones en los niños pequeños suelen aparecer en momentos de cambios importantes o cuando se enfrentan a situaciones nuevas que los hacen sentir inseguros. De este modo, se trata de un comportamiento que puede ocurrir ante la llegada de un hermanito, o cuando ya ha nacido,  o también, cuando cambian de entorno o incluso cuando están asimilando un hito importante, como empezar a hablar o caminar. Estos retrocesos en el comportamiento no son permanentes y suelen durar solo unas semanas, pero pueden causar mucha angustia tanto para los padres como para el niño. Por eso, es fundamental entender qué está ocurriendo para poder manejarlo con paciencia y cariño. Debemos tener en cuenta, que de alguna manera, la regresión infantil es una respuesta natural al estrés y a las nuevas experiencias, y se manifiesta en conductas que parecían haber sido superadas. Aunque puede parecer frustrante ver que tu hijo retrocede en lugar de avanzar, es importante recordar que esto forma parte de su proceso de adaptación. Cada niño enfrenta los cambios de manera distinta, y algunas veces, para seguir creciendo, necesitan refugiarse temporalmente en comportamientos que les resultan más familiares y reconfortantes.

¿Qué es la regresión infantil?

La regresión infantil es un fenómeno temporal en el que un niño que ya ha adquirido ciertas habilidades empieza a comportarse como si las hubiera olvidado. Por ejemplo, un niño que ha aprendido a ir al baño podría volver a mojar la cama, o uno que hablaba con claridad puede empezar a usar palabras menos precisas o balbucear. Según los especialistas, esto suele ser una señal de que el niño está atravesando algún tipo de estrés o experimentando un cambio importante en su vida. Durante este tiempo, busca la seguridad y el confort en conductas de etapas anteriores que le resultan más familiares.

Causas comunes de la regresión

Existen múltiples razones por las cuales un niño puede sufrir una regresión. A menudo, están relacionadas con situaciones que generan inseguridad o ansiedad en el niño. Uno de los motivos más frecuentes es la llegada de un nuevo bebé a la familia. La atención que el recién nacido recibe puede hacer que el niño mayor se sienta desplazado y recurra a comportamientos anteriores para recuperar esa atención. Otros eventos que pueden causar regresión son mudanzas, el inicio de la guardería o el preescolar, o incluso cambios en la dinámica familiar, como el divorcio de los padres.

No sólo los cambios externos pueden desencadenar regresiones. También pueden aparecer durante momentos clave del desarrollo. Por ejemplo, algunos niños pueden retroceder en su conducta mientras desarrollan habilidades nuevas, como aprender a hablar o a caminar. Estos hitos pueden ser emocionalmente demandantes, lo que provoca que el niño recurra a conductas anteriores para lidiar con el desafío que enfrenta.

Tipos de regresiones comunes

Las regresiones en los niños pequeños se pueden manifestar de diferentes formas, dependiendo de la etapa del desarrollo en la que se encuentre el niño. Algunos de los tipos más comunes incluyen:

  • Regresión del control de esfínteres: después de haber dominado el uso del orinal, algunos niños pueden volver a tener accidentes o pedir pañales de nuevo. Este tipo de regresión es especialmente común cuando el niño está lidiando con algún cambio en su vida, como la llegada de un nuevo hermano.
  • Regresión en el sueño: un niño que dormía toda la noche sin problemas puede empezar a despertarse con frecuencia o a resistirse a irse a la cama. También es posible que quiera volver a dormir con los padres o que tenga más dificultades para conciliar el sueño.
  • Regresión en el habla: los niños que habían comenzado a articular frases pueden volver a usar balbuceos o un lenguaje más sencillo. En muchos casos, esto ocurre porque el niño está procesando un cambio importante y necesita concentrarse en manejarlo, por lo que su desarrollo verbal puede verse temporalmente afectado.
  • Ansiedad por separación: la ansiedad por separación es común en niños pequeños, pero puede intensificarse en momentos de cambio o cuando el niño siente que necesita más seguridad. Puede que el niño que antes se separaba fácilmente de sus padres ahora llore y se aferre cuando estos intentan dejarlo en la escuela o con otros cuidadores.

Cómo manejar la regresión infantil

Aunque las regresiones pueden ser frustrantes para los padres, es importante recordar que son temporales. Con el apoyo adecuado, los niños suelen superar estos episodios sin mayores problemas. Aquí algunos consejos para manejar la situación:

  • Mantén la calma y sé paciente: la frustración es una reacción natural, pero es crucial mantener la calma. Los niños perciben la ansiedad de los padres, lo que puede aumentar su inseguridad. Ofrecer consuelo y paciencia ayudará al niño a sentirse seguro y a retomar sus habilidades anteriores.
  • Refuerza las rutinas: las rutinas diarias proporcionan estabilidad y seguridad a los niños. Durante una regresión, mantener las mismas rutinas para comer, dormir y jugar puede ayudarles a sentirse más tranquilos y a recuperar su comportamiento habitual más rápidamente.
  • Elogia los avances: el refuerzo positivo es fundamental durante una regresión. Cuando tu hijo intente comportarse de acuerdo con sus habilidades previas, elógialo para fortalecer su confianza y motivarlo a seguir progresando.
  • Proporciona apoyo emocional: en muchos casos, la regresión es una señal de que tu hijo necesita más atención y apoyo emocional. Pasar tiempo con él, escucharlo y ofrecerle afecto adicional puede ayudar a aliviar el estrés que está sintiendo.

Cuándo buscar ayuda profesional

Aunque la mayoría de las regresiones son temporales y no indican un problema grave, en algunos casos pueden ser motivo de preocupación. Si la regresión dura más de unas pocas semanas o está acompañada de otros signos preocupantes, como pérdida de habilidades adquiridas o cambios de comportamiento significativos, es recomendable hablar con un pediatra. Algunas regresiones, especialmente en el habla, pueden estar relacionadas con condiciones como el autismo o problemas auditivos, por lo que es importante descartar cualquier problema subyacente.

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