Cómo actuar frente un niño autoritario
No ceder ante los niños y establecer reglas que sean claras y adecuadas para su edad, nos servirá para actuar y lidiar la situación frente a un niño autoritario.
Demasiada permisividad con los niños, o el hecho de consentirlos en todo momento, ha generado en la sociedad actual el que ya se conoce como síndrome del emperador que en el contexto médico o científico recibe el nombre de trastorno de oposición desafiante (TOD), es decir, niños autoritarios que deciden por ejemplo qué comida se come, qué ropa se va a poner o incluso a dónde tiene que ir la familia de vacaciones. Veamos ahora cómo actuar ante un niño autoritario y cómo hacer frente a esa situación.
Dentro de las paredes domésticas, los gritos y caprichos de los niños hacen que muchos padres se acaben convirtiendo en demasiado permisivos con los hijos. No es que no sepan lidiar con las pataletas de su hijo o su hija, sino que puede darse el caso de que se quieran mimar al niño, tal vez por que es hijo único, o que no se desee discutir y por ello se acaba viviendo una situación que puede resultar siendo demasiado problemática.
Cómo actuar frente un niño autoritario
En muchas familias de la sociedad actual, la figura del padre dentro de la familia es cada vez más débil. Los padres han pasado de ser autoritarios a mucho más flexibles y aunque esto es algo bueno, en ocasiones tanta flexibilidad puede hacer que el niño o niña entienda la figura del padre como la de un hermano o peor, como la de un amigo. En el caso de la madre, existe también un sentimiento de culpa en muchas mujeres que deben compaginar el trabajo con el hogar y la familia. Ese sentimiento es algo natural y como tal, puede que la madre sea también algo más permisiva y acabe consistiendo más de la cuenta a los hijos.
Todo esto puede generar que el niño o niña acabe adoptando actitudes autoritarias que no son adecuadas para su edad, por lo que será responsabilidad de los padres encontrar formas de hacerle entender que no es su papel el de imponerse o mandar. El niño necesita reglas para activar la voluntad y la conciencia, estas reglas lo obligan a crear dentro de sí mismo una estructura que supere el instinto de vivir la vida sin restricciones. Estas pautas se convertirán en hábitos que lo harán sentir tranquilo; su memoria lo acompañará a lo largo de su vida y será el molde con el que establecerá su futura familia y la relación con su pareja.
Las reglas que se deben dar deben estar relacionadas con la edad del niño y no deben reflejar las mismas reglas que se nos dieron en la infancia. Cuando prohíbas a tu hijo, siempre será bueno explicarle el motivo y especificar que has impuesto esta regla porque la consideras correcta y, sobre todo, muéstrale primero, por ejemplo, cuál es el comportamiento correcto a adoptar. Cuando el ejemplo y las explicaciones ya no sean suficientes y se conviertan en una razón adicional para discutir, es hora de imponer la voluntad al niño diciéndole que solo haga lo que le has pedido que haga.
Ejemplos de autoritarismo en los niños
Veamos algunos ejemplos prácticos para resolver las pequeñas «guerras» que se pueden dar entre padres e hijos y que podrían acabar en una situación en la que el niño o niña acabe imponiendo su voluntad.
«¡No, no me gusta esta comida y no la como!»
Una de las primeras formas de protesta implementadas por los niños se refiere a los alimentos. El hijo sabe que tal vez si se niega a comer algo que no le gusta vayamos a ser permisivos y ahí está el error, que si un día le perdonamos que se deje la verdura, al día siguiente lo intentará con otra cosa y de este modo acabará imponiendo qué se come y qué no.
Hemos de entender que la comida es el combustible necesario para vivir, crecer y tener la energía para enfrentar el día. Si tu hijo insiste en no comer el plato ofrecido, retíralo sin reaccionar exageradamente y sin perseguirlo con el tenedor. Una vez retirado el plato, debes negarte a cantarle una canción cuando se vaya a dormir, a dejar que juegue tras la cena o a contarle un cuento cuando lo acuestes. Al principio el niño se enfadará, pero pronto comprenderá, que si no come lo que le ponemos, no obtendrá las otras cosas que le gustan.
«¡Quiero vestirme como me gusta!»
Se debe adoptar el mismo comportamiento de los alimentos con la ropa. Para no comenzar la mañana con enfrentamientos entre padres e hijos sobre la ropa que hay que ponerse, es mejor decidir la noche anterior qué ropa debe usar el niño. Si, por la mañana, el niño intenta hacerte cambiar de opinión, es hora de imponer el emparejamiento ya acordado. Explícale al niño que podrá usar ciertas prendas de ropa los fines de semana, durante las visitas a los abuelos o en las fiestas de cumpleaños de amigos de la escuela. Ten cuidado de no forzar demasiado tampoco: deja que decida, por ejemplo, qué diadema se debe poner en el cabello, el color de los calcetines u otros accesorios, esto hará que el niño se sienta más involucrado e involucrado y aceptará su propuesta con mayor entusiasmo.
«¡Quiero ver la tele ahora!» o «¡Quiero jugar a los videojuegos ya!»
La televisión o la play-station, son momentos de ocio y no deben insertarse al azar durante el día. Durante el almuerzo o la cena, la televisión debe permanecer apagada y debe aprovechar este tiempo de reunión para hablar con los niños, y cómo le ha ido el día. Haz que el niño comprenda que estos entretenimientos se deben utilizar en determinados momentos del día y que la regla es mirar televisión o jugar a la consola durante un período específico de tiempo: cada uno decidirá las formas y los horarios de acuerdo con la edad del niño. De vez en cuando puedes darle una sorpresa: una cena frente al televisor para ver una película el fin de semana servirá también para ceder un poco pero sin caer en ser permisivos.
De hecho, la clave está en imponer un serie de reglas, pero también hacer ver al niño que solo nosotros las podemos romper en momentos particulares, una fiesta, un aniversario o un día en el que estemos particularmente cansados : advierte que este cambio durará un tiempo limitado y que la regla volverá a entrar en vigencia tan pronto como termine la situación particular.
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