Son Moix lloró a Paco Galmés en un solemne minuto de silencio
El presidente del fútbol base falleció esta semana a los 73 años
Llegó al Mallorca de la mano de Miquel Contestí a finales de los años 70


Son Moix lloró a Paco Galmés, presidente del fútbol base, en un solemne minuto de silencio seguido de manera unánime por toda la grada y respetado con absoluta corrección por los aficionados del Leganés presentes en el estadio. Galmés, que llegó al Mallorca de la mano de Miquel Contestí a finales de la década de los 70, falleció esta semana a los 73 años de edad.
Hem guardat un sentit minut de silenci en memòria de Paco Galmés, un mallorquinista de cor.
Descansa en pau, Paco 🖤 pic.twitter.com/LHdYxMJBLv
— RCD Mallorca (@RCD_Mallorca) April 19, 2025
Siempre en segunda línea, siempre dispuesto a servir a la entidad a la que tanto quiso, Paco Galmés era una persona extraordinariamente querida en todos los sectores del mallorquinismo, que hoy ante el Leganés le ha despedido en un emocionante minuto de silencio que ha puesto la carne de gallina a los espectadores que acudan a Son Moix, muchos de los cuales le conocieron personalmente.
Paco ha fallecido a los 73 años víctima de una larga enfermedad. Hasta el final su prioridad fue el Mallorca y basta con repasar el eco que ha tenido la noticia de su óbito, hecha pública por la cuenta oficial de X del club, para darse cuenta de hasta qué punto era querida una persona que empezó siendo relaciones públicas del primer equipo y que en los últimos años estuvo dedicado en cuerpo y alma a los filiales, con un despacho en Son Bibiloni desde el que era especialista en apagar todos los fuegos desde su cargo de presidente del fútbol base.
Desde encontrar una familia de acogida a un futbolista que venía de fuera hasta arrelar la recogida de otro que vivía en la Part Forana para que pudiera asistir a las sesiones de entrenamiento. Paco Galmés se desvivía por los filiales y en muchas ocasiones fue el nexo de unión entre padres, jugadores y entrenadores. Su labor era encomiable y desinteresada, y siempre se le veía con una sonrisa en el rostro. El mallorquinismo, que ahora le llora, le recordará para siempre.
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