El Mallorca despide a Paco Galmés, el último de los románticos
Entró en el club de la mano de Miquel Contestí y siempre hizo una labor desinteresada
Era un mallorquinista dispuesto a todo, muy querido en todos los sectores de la entidad
El sábado ante el Leganés se le rendirá un merecido minuto de silencio en Son Moix


El Mallorca despide entre lágrimas a Paco Galmés, el último de los románticos que quedaban en el club, del que formaba parte desde que le reclutó Miquel Contestí en la década de los 80. Siempre en segunda línea, siempre dispuesto a servir a la entidad a la que tanto quiso, Paco Galmés era una persona extraordinariamente querida en todos los sectores del mallorquinismo, que el sábado ante el Leganés le despedirá en un emocionante minuto de silencio que pondrá la carne de gallina a los espectadores que acudan a Son Moix, muchos de los cuales le conocieron personalmente.
Paco ha fallecido a los 73 años víctima de una larga enfermedad. Hasta el final su prioridad fue el Mallorca y basta con repasar el eco que ha tenido la noticia de su óbito, hecha pública por la cuenta oficial de X del club, para darse cuenta de hasta qué punto era querida una persona que empezó siendo relaciones públicas del primer equipo y que en los últimos años estuvo dedicado en cuerpo y alma a los filiales, con un despacho en Son Bibiloni desde el que era especialista en apagar todos los fuegos desde su cargo de presidente del fútbol base.
Lamentam la pèrdua de Paco Galmés, històric mallorquinista vinculat al club des dels anys vuitanta i president del futbol base del RCD Mallorca.
El nostre condol a familiars i amics. Sempre en el nostre cor, Paco ❤️🖤 pic.twitter.com/qpWQPhxqe8
— RCD Mallorca (@RCD_Mallorca) April 15, 2025
Desde encontrar una familia de acogida a un futbolista que venía de fuera hasta arrelar la recogida de otro que vivía en la Part Forana para que pudiera asistir a las sesiones de entrenamiento. Paco Galmés se desvivía por los filiales y en muchas ocasiones fue el nexo de unión entre padres, jugadores y entrenadores. Su labor era encomiable y desinteresada, y siempre se le veía con una sonrisa en el rostro. El mallorquinismo, que ahora le llora, le recordará para siempre.
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