
El corazón no grita, susurra señales que a menudo ignoramos. En el arranque de este nuevo curso, la Fundación EPIC quiere lanzar un reto urgente y transformador: aprender a reconocer las señales de alerta de un infarto y actuar a tiempo. Cada minuto cuenta cuando se trata de la salud cardiovascular. Y aunque creamos que "eso no me va a pasar a mí", lo cierto es que el desconocimiento sigue siendo una de las principales causas de muertes evitables por enfermedades cardíacas.
El verano de 2025 será recordado como uno de los más devastadores como consecuencia de los incendios forestales en las últimas décadas en España. Solo entre el 10 y el 22 de agosto, el fuego arrasó más de 350.000 hectáreas, elevando el balance anual por encima de las 400.000. Los incendios en Uña de Quintana (Zamora) y Chandrexa de Queixa (Ourense) se sitúan ya entre los mayores del siglo. Más allá de los daños visibles —montes arrasados, hogares destruidos, desalojos y transportes interrumpidos—, queda el duelo silencioso de quienes han perdido su entorno, su proyecto vital o incluso a seres queridos.
A partir de cierta edad, los pequeños gestos en la alimentación pueden marcar una gran diferencia. Aunque muchos adultos mayores se esfuerzan por seguir una dieta equilibrada, hay un alimento que suele quedar relegado, pese a sus múltiples beneficios. Las recomendaciones de los expertos son claras, pero aún persiste el desconocimiento sobre este componente esencial. Y no, no hablamos de frutas ni verduras. Esta es la pieza clave que muchos pasan por alto y que podría tener un impacto notable en la salud a partir de los 60 años.
Las personas que padecen insuficiencia cardiaca y son tratadas con medicamentos agonistas del receptor de GLP-1, los nuevos medicamentos para la diabetes y el control de peso, como el famoso Ozempic, comparadas con sujetos que reciben placebo, consumen menos recursos contaminantes y mejoran por esa vía la huella de carbono de la actividad humana en el medio ambiente.
Una enfermedad congénita o bien desarrollada a lo largo del tiempo, pero que suele permanecer oculta, se identifica con una precisión del 77% gracias a una herramienta de diagnóstico basada en inteligencia artificial (IA). Las enfermedades cardiacas estructurales (SHD, por sus siglas en inglés) pueden afectar a la capacidad del corazón para bombear sangre al resto del organismo. Antes se trataban tradicionalmente con cirugía abierta, pero en la actualidad muchas de ellas pueden resolverse con terapias mínimamente invasivas.