Lotería

Soy matemático y gracias a esta fórmula he ganado 14 veces la lotería: lo que tienes que hacer

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Blanca Espada

Hablar de probabilidades en la lotería suele llevarnos a cifras desalentadoras. Acertar seis números entre 33 posibilidades más un número complementario entre 16 parece más un ejercicio teórico que una posibilidad real. Más de 17 millones de combinaciones posibles… y, aun así, hay personas que han logrado vencer al azar. Una de ellas fue Stefan Mandel, un matemático autodidacta de origen rumano que llevó sus cálculos hasta el extremo y consiguió ganar la lotería en 14 ocasiones. Su historia se ha convertido casi en una leyenda dentro del mundo de las matemáticas aplicadas y justo ahora que se acerca el sorteo de Lotería de Navidad, muchos la quieren conocer.

Mandel nació en 1931 en plena pobreza, sin posibilidad de estudiar matemáticas de forma formal. Trabajaba como contable por apenas 88 dólares al mes, y solo los fines de semana encontraba hueco para dedicarse a su verdadera pasión: descifrar patrones numéricos. Se obsesionó con la sucesión de Fibonacci y, una noche cualquiera, frente al sorteo de la lotería emitido por televisión, pensó que allí también debía haber un orden que pudiera reducir la incertidumbre. A partir de entonces dedicó años a investigar hasta desarrollar lo que llamó condensación de combinaciones, un método matemático con el que conseguía predecir al menos cinco de los números posibles, dejando solo dos al azar. En lugar de enfrentarse a millones de combinaciones, las reducía a unas miles, lo que hacía viable una estrategia conjunta con inversores.

El matemático que convirtió su fórmula en el truco para ganar la lotería

En marzo de 1965 logró que un amigo aportara capital para probar la fórmula. Él se quedaría con el 20% de las ganancias y, si todo iba bien, podrían ampliar el sistema. El resultado fue inmediato: ganaron el premio gordo y varios premios menores, unos 20.000 dólares en total. La parte de Mandel apenas llegó a 4.000, pero con eso le bastó para demostrar que su teoría no era un simple juego intelectual.

Con los años emigró a Australia, donde fundó una empresa de inversión en loterías. Su planteamiento era simple: si el coste total de comprar todas las combinaciones posibles era inferior al premio mayor, la victoria estaba prácticamente asegurada. Y así fue. Para 1982 ya habían ganado 12 premios gordos australianos, acumulando millones y despertando el interés, y la inquietud, del gobierno del país.

El salto a Estados Unidos y su mayor golpe

En 1989 se trasladó con su familia a Virginia, en Estados Unidos. Allí detectó algo que no ocurría en otros lugares: el sistema permitía comprar boletos sin límite, imprimirlos en casa y, además, ofrecía un sorteo con solo 44 números posibles, en lugar de los 54 habituales. Esto reducía las combinaciones posibles a unos 7 millones, una cifra manejable si se contaba con suficientes inversores.

El momento clave llegó en febrero de 1992. El bote había superado los 27 millones de dólares, así que Mandel reunió a 2.500 inversores, recaudó más de 9 millones y emitió prácticamente todas las combinaciones posibles. Ganaron. No sólo el premio mayor, sino también otros premios menores que sumaron un total de 33 millones. «Las mates usadas correctamente garantizan una fortuna», dijo entonces.

La victoria dio la vuelta al mundo y llamó la atención de medios, bancos, organismos reguladores y también del FBI y la CIA. Sin embargo, como ya había sucedido en Australia, no encontraron nada ilegal. Mandel simplemente había explotado una debilidad matemática en el sistema.

El final de una racha irrepetible

Su estrategia provocó una reacción inmediata. Estados Unidos reformó sus sistemas de lotería: se limitaron las compras de boletos, se prohibió imprimirlos en casa, se impusieron controles más estrictos y se reforzó la aleatoriedad de los sorteos. En pocas palabras, se cerraron las puertas que Mandel había aprovechado.

Intentó replicar el método en Israel y Reino Unido, pero ya no funcionó. Las loterías de todo el mundo habían aprendido la lección. Finalmente se retiró a Vanuatu, en el Pacífico Sur, donde se dedicó a proyectos inmobiliarios que tampoco acabaron bien. Desde hace décadas mantiene un proceso legal pendiente con algunos inversores.

¿Qué puedes hacer tú para «aumentar» las probabilidades?

No hay una fórmula mágica para ganar la lotería hoy en dí. De hecho si se aplica a la Lotería de Navidad no resultaría rentable el gasto de comprar todos los décimos posibles con lo que al final se gana. Pero además, el propio caso de Mandel es irrepetible porque los sistemas se han blindado. Sin embargo, su historia deja algunas claves útiles:

  • Cuantas más combinaciones compres, más probabilidad tienes (pero hoy ya no es rentable).
  • Los sistemas actuales impiden estrategias masivas como las de Mandel.
  • Las matemáticas sirven para entender probabilidades, no para garantizar premios.
  • Los únicos métodos válidos son legales y suelen pasar por peñas, agrupaciones o combinaciones compartidas.

Su relato no es una guía para enriquecerse, pero sí una demostración de cómo las matemáticas, usadas en un contexto concreto y en un momento histórico favorable, pueden llegar a doblar las reglas del azar.

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