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Tics nerviosos: ¿por qué tienen lugar y qué hacer?

Tics nerviosos: ¿por qué tienen lugar y qué hacer?
Tics nerviosos: ¿por qué tienen lugar y qué hacer?

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Cuando hablamos de tics nerviosos nos referimos a aquellos que son mucho más comunes de lo que creemos. Incluso, muchas personas conviven con ellos casi sin darse cuenta. Y la explicación es que suelen aparecer y desaparecer, por lo que muchas veces dejan de producirse y jamás llegamos a notarlos. Ahora bien, cómo se clasifican y cuáles son las causas de los tics nerviosos. ¿Existe alguna manera de forzar su desaparición?

Éstas son algunas de las preguntas más frecuentes que se hacen quienes tienen estos tics. Si bien hay que recordar que están definidos como movimientos musculares aislados, rápidos, locales y espasmódicos; que se realizan de forma inconsciente e involuntaria.

¿Qué tipos de tics nerviosos existen?

Una clasificación muy habitual es la que se hace según si el tic es vocal, motor o una combinación de espasmos vocales y motores. Con frecuencia, también se subclasifican entre tics nerviosos crónicos y transitorios. Y se pueden complementar ambas divisiones.

Evidentemente, los tics nerviosos vocales son los relacionados con la emisión de algún sonido. Los motores son aquellos asociados a movimientos inevitables y a veces imperceptibles de alguna parte del cuerpo. Los guiños de ojos y parpadeos son tics nerviosos recurrentes y muchos jamás han visto otro tic nervioso más que éste en directo. Y luego los hay tanto crónicos como transitorios.

¿Cuáles son sus principales causas?

En cuanto a qué los provoca, mayormente son los factores ambientales los culpables de su aparición. No hablamos del medio ambiente como solemos concebirlo, sino de los elementos que rodean al paciente. Entre ellos la familia, el trabajo y otros ámbitos.

Las tensiones generadas en estos contextos son señaladas por los profesionales como las responsables de los tics nerviosos. Aclarado esto, la comunidad científica no tiene del todo claro por qué se desencadenan esos movimientos musculares.

Sin embargo, algunas aproximaciones recientes indican que hay ciertas posibles causas que no deberían descartarse.

Los trastornos alimenticios y el uso y abuso de medicamentos para las alergias podrían estar detrás de los tics nerviosos transitorios. Lo mismo pasa con el estrés y ansiedad. Cuando la persona logra controlar estos trastornos, los tics desaparecen.

En cuanto a los nerviosos crónicos, los factores infecciosos o autoinmunes podrían ser la explicación a la problemática. Normalmente, los pacientes con esos síntomas se caracterizan por presentar elevados niveles de anticuerpos antineuronales.

La herencia familiar y la comorbilidad son otras dos posibles respuestas a la pregunta sobre el origen de los tics nerviosos crónicos. Lamentablemente, en estos últimos casos las terapias se orientan más al efectivo control de los tics que a su eliminación definitiva.

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