Taxis, patinetes y citas de Ábalos
Las elecciones se ganan por el voto de algunos, pero la acción de gobierno debe ser para todos. No es idealismo, ni retórica, es responsabilidad y respeto a la representatividad que los ciudadanos nos dan y nos quitan.
Un partido de la oposición puede pedir inversiones millonarias para carreteras y, a la semana siguiente, para centros de salud, sin tener que pensar qué sacrifico en beneficio de qué. Pero quien asume la responsabilidad de gobernar tiene que hacerlo atendiendo al concepto acuñado por Otto von Bismarck: la realpolitik.
La Tierra viaja por el espacio a la inimaginable velocidad de 108.000 km/h. ¿Alguien cree de verdad que algo puede permanecer inmutable? No en nuestra sociedad. ¿Quién añora las cabinas de teléfono, la enciclopedia con datos obsoletos, el fax…?
Negar el progreso es intentar que sea de noche cerrando los ojos. Los VTC han venido para quedarse y los monopolios son reductos de un pasado muy lejano que no pueden condicionarnos.
Somos una comunidad activa, en evolución y heterogénea. Esto supone que hay sitio para todos porque hay gustos para todos y lo enriquecedor es que los ciudadanos tengan el derecho de elegir libremente.
Ni el Taxi es la reserva espiritual de occidente, ni el VTC el liberalismo salvaje. Conductores de unos y otros vehículos tienen una innegable vocación de servicio y el deseo de vivir dignamente con sus propios recursos.
A lo largo de esta legislatura, y sabiendo que este era un debate abierto, y una preocupación de un sector, hemos trabajado con ellos intensamente. Pasan de 50 las ocasiones en que los taxistas han venido a trabajar a esta Consejería. Han sido en estas reuniones en las que se han podido hilar esas medidas y reivindicaciones que recogerá el reglamento que va a contribuir a mejorar su competitividad y que estamos a punto de aprobar.
Y ha sido en esta misma Consejería donde estuvimos la semana pasada, mañana, tarde y noche, revisando las reivindicaciones tanto de los taxistas como de los VTC.
Lo que sí que teníamos claro desde el principio, como así lo recordó el presidente Ángel Garrido, es que la Comunidad de Madrid nunca va a legislar para eliminar a un sector, o para destruir un puesto de trabajo.
Regulación para la coexistencia, sí, pero sin golpes bajos. Cuando en julio de 2018 los taxistas se concentraron frente al Ministerio de Fomento, la respuesta de José Luis Ábalos fue el Decreto 13/2018 de 28 de septiembre, es decir, NO legisló para promover una solución sino para quitar de su puerta un conflicto cambiando la residencia del mismo.
Y tras ese gesto del peor bullying político, se ha permitido comentar –no sin cierto cinismo- que “no es un problema del Gobierno sino de las Comunidades Autónomas”, pero debemos dejar muy claro que lo que ha pasado estos días en Madrid no es un problema sólo de Madrid.
La ciudad de Madrid, con dos millones de habitantes más, tiene el mismo número de licencias de Taxi desde 1974. A pesar de la competencia de los VTC, los dos últimos años la facturación del Taxi ha crecido.
Con el Decreto tramitándose como proyecto de ley, sin saber el marco general ¿de verdad es razonable que legisle o regule la Comunidad de Madrid o cualquier otra?
Con todas sus imperfecciones, las democracias occidentales son un buen modelo. Hans Rosling nos permite afirmarlo y descubrir como los prejuicios y una mala interpretación de los datos distorsionan la realidad, pero lo mismo que las últimas encuestas del CIS, son percepciones erróneas.
También lo es la frívola comparación entre la regulación de taxis y patinetes con la que se descolgó en su comparecencia el ministro Ábalos, como si diese lo mismo un transporte que otro, una administración que otra, una media verdad que la verdad entera. Las citas del ministro Ábalos no favorecen la movilidad, pero sí que derrapen taxis, VTC y patinetes.
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