Para Sánchez lo más urgente es borrar las huellas de Franco
Cualquiera, puestos a establecer niveles de urgencia, empezaría por lo realmente prioritario: Presupuestos, problema de la vivienda, inmigración…, pero no: lo urgente para Pedro Sánchez es la puesta en marcha del catálogo -recogido en la Ley de Memoria Democrática- de elementos y símbolos franquistas, que afectará especialmente a los propietarios privados. El Gobierno ha dado un plazo de apenas diez días al Consejo de Estado para que ultime su dictamen que, en cualquier caso, no es vinculante.
La medida pretende retirar elementos contrarios a la memoria democrática en «las edificaciones, construcciones, escudos, insignias, placas y cualesquiera otros elementos u objetos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública» en los que «se realicen menciones conmemorativas de la sublevación militar y de la dictadura». La norma determina que «cuando los elementos contrarios a la memoria democrática estén ubicados o colocados en edificios de carácter público, las instituciones o personas jurídicas titulares de los mismos serán responsables de su retirada o eliminación».
Y señala: «Carecerán de visibilidad los retratos u otras manifestaciones artísticas de militares y ministros asociados a la sublevación militar o al sistema represivo de la dictadura» y «a tal efecto, no podrán mostrarse en lugares representativos y, en particular, despachos u otras estancias de altos cargos, espacios comunes de uso, ni en áreas de acceso al público». Cuando los elementos contrarios a la memoria democrática estén «ubicados en edificios de carácter privado o religioso, pero con proyección a un espacio o uso público, las personas o instituciones titulares o propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos».
O sea, que para retirar símbolos franquistas el Gobierno recurre al carácter de urgencia, pero para presentar Presupuestos, por ejemplo -algo a lo que urge la Constitución-, el Ejecutivo se salta los plazos alegremente. Lo más urgente, en todo caso, sería que Sánchez convocara elecciones, pero lo perentorio para el Gobierno es borrar cualquier huella del franquismo.