Moncloa es la zona cero de la corrupción
A medida que los distintos escándalos van cercando al Gobierno de Pedro Sánchez se aprecia con meridiana claridad que la zona cero de la corrupción es la mismísima Moncloa, auténtica sala de máquinas del fango. Por decirlo de una manera muy clara: la actual podredumbre moral del socialismo no está lejos del centro de poder por excelencia, sino que funde sus raíces en la mismísima Presidencia del Gobierno.
El último ejemplo lo tenemos en el caso que rodea a Juan Lobato, secretario general de los socialistas madrileños que fue instado por la directora del departamento de Óscar López, anterior jefe del gabinete del presidente del Gobierno, a mostrar en la Asamblea madrileña el correo electrónico suministrado por el fiscal general del Estado con la respuesta del abogado de la pareja de Ayuso al Ministerio Público, un documento secreto que Moncloa decidió utilizar -aún a sabiendas de su ilegalidad- como munición contra la presidenta.
Moncloa convertida en una suerte de Stasi que controla y hurga en la vida y las actividades de un ciudadano al que se le vulneran sin recato sus derechos por la simple razón de que es la pareja sentimental de Díaz Ayuso. Es la misma Moncloa que, hablando de relaciones sentimentales, coloca en Presidencia a una amiga de la mujer de Pedro Sánchez para que, a cargo del erario público, asista a Begoña Gómez en sus negocios privados y demande fondos a las empresas en beneficio de la esposa del jefe del Ejecutivo.
Es la misma Moncloa que ahora trata de poner tierra por medio respecto al que fuera número 3 del partido y mano derecha de Sánchez, el ex ministro de Transportes José Luis Ábalos, el hombre con el que el hoy presidente se echó a la carretera para recuperar la dirección del partido. Un insoportable olor a podrido sale de Moncloa y se extiende sin remedio mientras los fontaneros del presidente intentan inútilmente sanear las tuberías de un Gobierno manejado por una cuadrilla de inmorales.