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Increíble pero cierto: cinco burros con GPS ayudan a mejorar el hábitat de las aves esteparias en Lérida

Burros, aves, naturaleza, curiosidades
Recreación artística de burros con GPS.
  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

En la reserva natural de Mas Melons, en Lérida, un grupo de burros se ha convertido en protagonista de un proyecto pionero de conservación de aves y gestión de ecosistemas frágiles.

Estos animales, equipados con collares GPS, moldean el paisaje de forma natural, ayudando a mantener hábitats abiertos imprescindibles para especies vulnerables como la ganga y la alondra ricotí.

La iniciativa combina tecnología de seguimiento, pastoreo tradicional y ciencia aplicada para restaurar la biodiversidad y garantizar la supervivencia de aves amenazadas en Cataluña.

El proyecto con burros para la conservación de aves en Mas Melons

Según informa Segre, el programa, impulsado por el departamento de Territorio de la Generalidad, se desarrolla en la reserva de Mas Melons, en Castelldans, un espacio gestionado directamente por la administración catalana.

El área es uno de los enclaves más valiosos para la conservación de la ganga, un ave catalogada como vulnerable y dependiente de hábitats muy abiertos.

Para mejorar estas condiciones, la reserva introdujo cinco burros procedentes del Berguedà: Canela, Clau, Moscatell, Xarop y Troia. Los animales viven en semilibertad dentro de un perímetro de 45 hectáreas, equipados con collares GPS que permiten analizar en detalle sus rutas, preferencias y efectos sobre la vegetación.

Los datos se recopilan diariamente para evaluar si su actividad ayuda a mantener la estructura vegetal requerida por las especies esteparias. El periodo de prueba se extenderá hasta verano, momento en que el equipo científico decidirá si esta fórmula puede implementarse de manera permanente.

Cómo los burros mantienen el hábitat ideal para la ganga y otras aves

La presencia de los burros en Mas Melons tiene un propósito muy concreto: reducir la densidad y la altura de la vegetación sin eliminarla por completo. La ganga, por ejemplo, necesita un entorno con matas bajas, cobertura inferior al 40% y alturas que no superen los 20 a 25 centímetros para poder nidificar con éxito.

Las hembras dependen del camuflaje que les ofrece esta vegetación dispersa, crucial para mantener a salvo a sus polluelos.

El pastoreo también puede favorecer a la alondra ricotí, una especie en peligro de extinción en Cataluña cuyo último reducto se localiza en la Timoneda de Alfés. Si las condiciones adecuadas se regeneran en Mas Melons, los responsables no descartan una recolonización natural en el futuro.

Los burros contribuyen de dos formas esenciales. Por una parte, regulan de manera natural la altura de las plantas, y por otro lado, ejercen una presión muy baja sobre el suelo, algo vital para un ecosistema árido donde la compactación puede ser letal.

Burros vs. ovejas: un enfoque complementario para la gestión ecológica

Aunque el parque ya utiliza un rebaño de ovejas como herramienta de gestión, los gestores han querido comprobar si los burros pueden complementar esa labor. Las ovejas seleccionan hierba tierna, mientras que los burros consumen también vegetación leñosa.

Esta característica ayuda a frenar la expansión de matorrales resistentes como el carrascal, potenciando la diversidad vegetal y la calidad del hábitat para las aves.

El proyecto forma parte del programa LIFE Connect Ricotí, en el que colaboran la Fundación Miranda y el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal, encargado del seguimiento científico.

Si los resultados confirman su eficacia, Mas Melons podría convertirse en un referente europeo de conservación basada en grandes animales herbívoros monitorizados por GPS.

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