Arqueología

Hallazgo estremecedor: encuentran el queso más antiguo del mundo en una momia de 3.600 años

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Momia encontrada en China, con restos de queso untados en la cabeza. Foto: Wenying Li.

Estamos acostumbrados a que el análisis de restos arqueológicos abra ventanas fascinantes al pasado, permitiendo reconstruir aspectos cotidianos de civilizaciones desaparecidas. Entre los hallazgos más recientes y curiosos destaca lo que se encontró en el noroeste de China. Se trata del queso más antiguo del mundo, que resistió el paso de 3.600 años.

Un dato no menor es que este queso fue elaborado con técnicas propias de la Edad del Bronce. Este alimento no sólo sorprende por su conservación, sino también por los detalles de su elaboración que los científicos han logrado descifrar.

¿Dónde y cómo encontraron al queso más antiguo del mundo?

El queso más antiguo del mundo fue descubierto en el cementerio Xiaohe, situado en la región del Tarim, en el noroeste de China.

Este sitio arqueológico, conocido por sus momias bien conservadas, fue objeto de investigaciones hace más de dos décadas, cuando los arqueólogos encontraron una sustancia blanca adherida a los cuellos y cabezas de varias momias.

A pesar de que inicialmente no se tenía claridad sobre su naturaleza, estudios recientes han revelado que se trata de un queso de kéfir, un tipo de queso blando probiótico elaborado a partir de la fermentación de leche de vaca y cabra.

¿De qué está compuesto el queso más antiguo del mundo?

Los análisis de ADN realizados en los restos del queso permitieron identificar microorganismos como Lactobacillus kefiranofaciens y Pichia kudriavzevii. Estas especies de bacterias y levaduras están presentes en los granos de kéfir actuales, que actúan como cultivos simbióticos para fermentar la leche.

Según los investigadores, este proceso es similar al que ocurre con una ‘masa madre’, utilizada en la elaboración de pan.

El estudio, publicado en la revista Cell, destaca que el queso encontrado es el más antiguo conocido hasta la fecha, algo que subraya la dificultad de preservar alimentos de este tipo durante miles de años.

Así era la dieta de la Edad del Bronce

El hallazgo no sólo confirma la existencia de técnicas avanzadas de fermentación en la Edad del Bronce, sino que también aporta información sobre los hábitos alimenticios de las comunidades que habitaron la región.

Según Qiaomei Fu, autora principal del estudio y paleontóloga del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia de Ciencias de China, «el análisis detallado de este queso nos ayuda a comprender mejor la dieta y la cultura de nuestros antepasados».

Los investigadores también descubrieron que los granos de kéfir identificados en el queso tienen una relación genética con los que se originaron en el Tíbet.

Esto sugiere que la cultura del kéfir se mantuvo en la región de Xinjiang desde la Edad del Bronce, lo que evidencia una continuidad en las prácticas alimentarias y culturales a lo largo de milenios.

El queso más antiguo del mundo y las dudas que giran a su alrededor

A pesar de los avances en la investigación, aún se desconoce por qué el queso fue colocado sobre los cuerpos de las momias. Se especula que podría tener un significado ritual o simbólico, relacionado con creencias funerarias de la época.

Esta práctica, aunque extraña, pone de manifiesto la importancia del queso en la vida cotidiana y espiritual de estas antiguas comunidades.

Para concluir, hay que destacar que el descubrimiento del queso más antiguo del mundo es significativo por varias razones:

  • Preservación excepcional: los alimentos como el queso, por su naturaleza perecedera, rara vez se conservan durante largos períodos. Este hallazgo es un ejemplo único de cómo las condiciones climáticas y el entorno seco del desierto del Tarim favorecieron su conservación.
  • Evolución microbiana: el análisis de los microorganismos presentes en el queso ha permitido rastrear la evolución de las bacterias probióticas durante 3.600 años, proporcionando información sobre la adaptación de estas especies a lo largo del tiempo.
  • Vínculo cultural: la conexión entre los granos de kéfir encontrados y los actuales destaca la continuidad de las tradiciones alimentarias en esta región de Asia.

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