Crimen de Lardero

Los investigadores creen que el asesino de Lardero se mudó a propósito junto a un parque y un colegio

asesino lardero
Mapa de la zona del crimen de Lardero.
Pelayo Barro

Los agentes investigadores de la Unidad Orgánica de Policía Judicial que analizan minuciosamente los detalles de la muerte del niño Alex, de 9 años, en Lardero (La Rioja) sospechan que el presunto asesino no actuó movido por la improvisación. Creen que planificó sus movimientos durante meses con el fin de abusar de varios menores, y por ello eligió al salir de prisión un domicilio situado a escasos metros de un parque y un colegio, en una zona residencial de familias jóvenes y donde los niños juegan despreocupadamente.

A la Guardia Civil no le pasa desapercibido un detalle: el perfil de Francisco Javier Almeida no encaja en la zona donde vivía. Un área residencial situada al norte de Lardero y a poco más de un kilómetro de Logroño, llena de urbanizaciones de nueva construcción y viviendas unifamiliares adosadas. Una ubicación «muy tranquila», explican, plagada de familias jóvenes de clase media acomodada donde los vecinos hacen pandillas y sus niños juegan despreocupadamente en el parque.

En ese enclave familiar fue precisamente a donde se mudó Francisco Javier Almeida una vez obtuvo su tercer grado penitenciario -al que se opuso en su momento la Junta de Tratamiento de El Dueso advirtiendo del riesgo de reincidencia-. La Guardia Civil sospecha que no fue una decisión improvisada sino calculada al milímetro: su vivienda, en el número 5 de la calle Río Linares, se ubica justo enfrente del parque de La Baguette, el más grande de la zona donde siempre hay niños jugando. Y por si fuera poco, también a escasos metros, se encontraba el colegio infantil Villa Patro donde sólo se imparte formación a niños de entre 3 y 12 años. Al lado también hay un polideportivo frecuentado por menores.

Saliendo de su portal y cruzando sólo una calle, Francisco Javier se situaba en pleno parque. Esa cercanía a esa plaza ajardinada, donde precisamente captó y engañó a Alex, propició que entre la desaparición del menor y su reaparición, aún vivo pero con muestras de asfixia, pasaran apenas 15 minutos.

Al presunto asesino pocos le conocían en ese barrio. Tal sólo solía frecuentar una cafetería cercana, situada en pleno parque, donde rara vez bebía alcohol de alta graduación y en grandes cantidades. Pasaba relativamente desapercibido. Es precisamente ese establecimiento hostelero el que tiene situada una terraza en pleno parque de Villa Patro, el mismo en el que raptó a Alex al confundirlo con una niña: llevaba una peluca porque iba disfrazado de la niña del Exorcista por la fiesta de Halloween.

Lo eligió a propósito

Las sospechas de los investigadores, según ha podido saber OKDIARIO, apuntan a que el presunto asesino eligió esta vivienda para acomodarse de forma intencionada, con la hipótesis de que tenía planeado realizar algún asalto a menores como el que cometió cuando sólo tenía 22 años. Apenas unos años después de intentar convertirse, fallidamente, en policía municipal.

En 1989, Francisco Javier engañó a una niña de 13 años que vivía en su mismo bloque. La interceptó y le dijo que su madre se había puesto enferma y que debía llevarla a casa. Cuando la menor se encontraba frente a la puerta de su domicilio, el hombre le dijo que su madre no estaba allí, sino unos pisos más arriba. Así la condujo hasta su casa, donde le confesó que todo era un embuste y comenzó a proferir expresiones obscenas de alto contenido sexual.

Francisco Javier, que fue condenado por aquellos hechos, maniató a la niña y le rodeó el cuello con una cuerda, provocando que esta perdiese el conocimiento. Posteriormente la dejó libre. Algo que también quedó reflejado en la sentencia por asesinato de 1998 por el que cumplía 30 años de condena. En aquel caso, la joven asesinada fue brutalmente apuñalada mientras Francisco Javier obtenía placer sexual sin llegar a la penetración.

Aquel crimen tampoco fue improvisado ni fruto de un impulso. El asesino engañó a la joven mostrando interés por conocer un piso. Acudió a la cita con un arma blanca, con la que le asestó 17 puñaladas, quedando probado su dolo.

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