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Cuidado con este ingrediente que llevan los embutidos: si lo ves no es tan sano como pensabas

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Cuidado con este ingrediente que llevan los embutidos si lo ves no es tan sano como pensabas
Blanca Espada

Los embutidos forman parte de la dieta mediterránea y de la cultura gastronómica de España. Se consumen en todo el territorio nacional, tanto en el desayuno, como en el almuerzo, la merienda o la cena. Entre los embutidos más apreciados, destacan los de origen ibérico, que se elaboran con carne de cerdos de raza ibérica, alimentados con bellotas y criados en libertad. Estos embutidos tienen un sabor, una textura y un aroma inconfundibles, y se consideran un producto gourmet de alta calidad.

Sin embargo, no todos los embutidos son iguales, ni todos son tan saludables como podríamos pensar. Hay que tener en cuenta que muchos embutidos, incluso algunos ibéricos, pueden contener un aditivo que puede ser nocivo para nuestra salud. De este modo, ten cuidado con este ingrediente que llevan los embutidos y que ahora te mencionamos: si lo ves no es tan sano como pensabas.

Cuidado con este ingrediente en los embutidos

Los embutidos son como decimos, uno de los alimentos más consumidos en España, especialmente los de origen ibérico, que se consideran un manjar de nuestra gastronomía. Sin embargo, no todos los embutidos son iguales, y hay que prestar atención a su etiquetado, ya que pueden contener un aditivo que puede ser perjudicial para la salud: el E-250.

¿Qué es el E-250 y por qué se usa en los embutidos?

El E-250 es el nombre que recibe el nitrito sódico, una sal que se usa como conservante y colorante en los embutidos y otros productos cárnicos. Su función es evitar el crecimiento de bacterias, especialmente el Clostridium botulinum que produce la toxina botulínica, responsable del botulismo, una enfermedad grave que puede causar parálisis e incluso la muerte.

Además, el E-250 ayuda a mantener el color rojo de la carne, que de otro modo se volvería grisácea, y aporta un sabor característico a los embutidos. Por estas razones, el E-250 es muy utilizado en la industria cárnica, y se puede encontrar en productos como el jamón cocido, el salchichón, el chorizo, la mortadela, el bacon, las salchichas, el paté o las hamburguesas.

¿Qué riesgos tiene el E-250 para la salud?

A pesar de sus ventajas, el E-250 no está exento de riesgos para la salud. El problema surge cuando el E-250 entra en contacto con la sal común (cloruro sódico) y con las aminas presentes en las proteínas de la carne. Esta reacción química da lugar a la formación de unas sustancias llamadas nitrosaminas, que son potencialmente cancerígenas.

Las nitrosaminas se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de estómago, de esófago, de colon y de páncreas, según diversos estudios epidemiológicos y experimentales . Además, el E-250 también puede provocar otros efectos adversos, como irritación de las mucosas, hipotensión, cefaleas, náuseas, vómitos o alergias.

¿Cómo podemos evitar el E-250 en los embutidos?

La mejor forma de evitar el E-250 en los embutidos es optar por aquellos que no lo contengan, y que sean de producción ecológica o artesanal. Estos embutidos se elaboran con carne de animales criados de forma natural, sin hormonas ni antibióticos, y se curan con sal marina, especias y humo, sin necesidad de añadir ningún aditivo químico.

Otra opción es consumir embutidos que contengan ácido ascórbico (vitamina C) o extracto de romero, que son antioxidantes naturales que inhiben la formación de nitrosaminas. Estos ingredientes se pueden identificar en el etiquetado como E-300 y E-392, respectivamente.

En cualquier caso, se recomienda moderar el consumo de embutidos, ya que son alimentos ricos en grasas saturadas, colesterol y sal, que pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes o hipertensión. Lo ideal es consumirlos de forma ocasional, y acompañarlos de alimentos frescos y saludables, como frutas, verduras, legumbres o cereales integrales.

Otros conservantes también peligrosos en los embutidos

El E-250 no es el único conservante que puede ser dañino para la salud. Existen otros aditivos que también se usan en los embutidos y que pueden tener efectos negativos, como los siguientes:

  • E-249: Es el nitrito potásico, que tiene las mismas funciones y riesgos que el E-250, pero con un sabor más salado.
  • E-252: Es el nitrato potásico, que se convierte en nitrito en el organismo y puede generar nitrosaminas. Además, puede interferir con el transporte de oxígeno en la sangre y causar metahemoglobinemia, una alteración de la hemoglobina que produce cianosis o coloración azulada de la piel y las mucosas.
  • E-621: Es el glutamato monosódico, que se usa como potenciador del sabor, pero que puede provocar el síndrome del restaurante chino, que se caracteriza por dolor de cabeza, sudoración, palpitaciones, náuseas, mareos o debilidad.
  • E-627: Es el guanilato disódico, que también se usa como potenciador del sabor, pero que puede causar reacciones alérgicas, asma, urticaria o angioedema.
  • E-631: Es el inosinato disódico, que tiene el mismo efecto y riesgo que el E-627, y además puede proceder de fuentes animales, lo que puede ser un problema para los vegetarianos o los alérgicos.

Por todo ello, es importante leer bien el etiquetado de los embutidos y elegir los que tengan menos aditivos posibles, o mejor aún, los que no tengan ninguno. Así podremos disfrutar de estos alimentos sin poner en peligro nuestra salud.

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