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La ‘carta del miedo’ de Hacienda vuelve en septiembre: comprueba si eres uno de los trabajadores que la va a recibir

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Blanca Espada

Puede que ya hace más de dos meses desde que acabara la campaña de la Renta el pasado 30 de junio, pero eso no significa que Hacienda se haya olvidado hasta el año que viene. Al contrario: es ahora cuando empieza la parte menos visible para muchos, y que no es otra que la de las comprobaciones. En el caso de que todavía no se haya hecho el ingreso o el cobro del resultado de la declaración, es ahora cuando la Agencia Tributaria cruza datos, revisa lo que declaramos y, si encuentra algo que no cuadra, puede llegar la famosa carta del miedo de parte de Hacienda que nadie quiere recibir.

El nombre de carta del miedo de Hacienda puede parecer exagerado para muchos, pero lo cierto es que ya de por sí, recibir una carta con el sello o membrete de la Agencia Tributaria puede asustar bastante o de hecho, genera cierto nerviosismo. Sin embargo, en esta ocasión no hablamos de sanciones, sino de un aviso. Uno que tiene que ver con el hecho de que tu declaración tiene algún fallo y tienes que aclararlo o rectificarlo. Este año ya van más de 80.000 enviadas, sobre todo a autónomos, aunque cualquier trabajador puede estar en la lista. Debemos entonces estar atentos, ya que quienes reciben una de estas cartas deben tomárselo en serio, pero sin caer en el alarmismo. La clave está en entender qué pide exactamente la Agencia Tributaria, revisar la documentación presentada y responder dentro de los plazos. Ignorarlas o dejar pasar el tiempo solo puede complicar la situación y derivar en sanciones más severas.

Quién suele recibir la carta del miedo de Hacienda

Aunque cualquier contribuyente puede recibir un requerimiento o una de estas cartas del miedo, la experiencia muestra que los autónomos son los más afectados. Y es comprensible, suelen estar en el punto de mira porque su actividad implica facturación variada, deducciones específicas y, en ocasiones, ayudas públicas que generan discrepancias. El objetivo de Hacienda es que esas posibles irregularidades se aclaren lo antes posible.

Entre los casos más habituales están las ayudas públicas no declaradas (por ejemplo, las relacionadas con la compra de vehículos eléctricos o la rehabilitación de viviendas), ingresos que figuran en registros de terceros pero no en la declaración, deducciones autonómicas aplicadas de forma incorrecta o duplicada, y retenciones que no coinciden con lo que informan los clientes. Todo ello se revisa con lupa, y cualquier diferencia puede ser motivo de requerimiento.

El calendario de las revisiones

Aunque cada expediente avanza a un ritmo distinto, hay un patrón claro en la actuación de la Agencia Tributaria. Entre mayo y junio se concentran las devoluciones de las declaraciones que no presentan errores, además de algunas comprobaciones puntuales. En verano la actividad baja de intensidad, pero a partir de septiembre se intensifica el envío de notificaciones y requerimientos.

Esto significa que si una carta llega en estas fechas no se trata de un hecho aislado, sino de la fase natural del proceso de revisión. Por eso es recomendable estar atento al buzón electrónico y a las notificaciones postales, porque los plazos empiezan a contar desde el momento en que se reciben.

Cómo responder a la carta del miedo

Lo primero es leer con calma la notificación que nos hay llegado y localizar qué puntos señala Hacienda. A continuación, conviene revisar la declaración presentada, buscar los justificantes correspondientes y preparar la documentación necesaria. Si se trata de un simple error, bastará con rectificarlo. Si lo que se pide es aclaración, habrá que aportar la información que respalde los datos declarados.

No contestar nunca es una opción recomendable. En caso de no hacerlo, la Agencia Tributaria puede reclamar el pago de la cantidad pendiente con intereses de demora. Además, las sanciones varían entre el 50 % y el 150 % de la deuda en función de la gravedad, y si no hubiera importe a pagar, la multa fija ronda los 250 euros. También es posible que, si la declaración se presentó pero no se abonó lo correspondiente, se añada una sanción económica adicional.

Consejos para evitar problemas

La mejor forma de enfrentarse a estas cartas es prevenir antes de que lleguen. Algunos pasos básicos ayudan a reducir riesgos: comprobar que todas las ayudas públicas recibidas se han declarado correctamente, revisar que los ingresos coincidan con la información facilitada por terceros, confirmar que las retenciones cuadran con lo que los clientes han declarado y asegurarse de que las deducciones autonómicas están bien aplicadas.

Dedicar tiempo a revisar cada detalle puede parecer tedioso, pero evita sobresaltos. Y, sobre todo, conviene guardar durante varios años los justificantes de ingresos, gastos y ayudas, porque Hacienda puede reclamarlos en cualquier momento. En resumen, las llamadas cartas del miedo no son un castigo inmediato, pero sí un aviso serio que conviene atender con responsabilidad para evitar complicaciones mayores en el futuro.

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