La banca castigó a Sánchez con su ausencia en el acto publicitario por atacar los sueldos del sector
Es la comidilla del mundo económico: las innumerables ausencias de los primeros espadas del Ibex 35 en el acto publicitario que organizó Pedro Sánchez el jueves para presentar su plan ‘España 2050’. Entre las ausencias más destacadas, las de Ana Botín, José Ignacio Goirigolzarri y Gonzalo Grotázar, que distintas fuentes achacan a las críticas del presidente del Gobierno a los sueldos de los directivos de la banca.
Oficialmente, los presidentes de Santander y CaixaBank, y el consejero delegado de ésta, tenían actos agendados desde hacía tiempo que no pudieron cambiar dada la premura con que les convocó Moncloa. Pero, en otras ocasiones, han cambiado sus agendas para arropar al presidente. Y esta vez no.
Las fuentes consultadas explican que «en el sector están muy hartos de que el Gobierno se meta con el tema de las remuneraciones; entienden que es una cuestión de mercado en la que ningún Gobierno se había metido hasta ahora». En esta circunstancia, han preferido no cambiar las agendas excusándose en la premura con que Moncloa convocó el acto: apenas unas horas antes en algunos casos.
CaixaBank mandó al economista jefe
El caso más sangrante fue el de CaixaBank, que no mandó a ningún directivo, sino solo al economista jefe de su servicio de estudios, Enric Fernández (formalmente, porque se trataba de la presentación de un plan económico). Botín al menos envió a su número dos: el consejero delegado José Antonio Álvarez.
CaixaBank ha sido el principal objeto de los ataques gubernamentales porque tiene en marcha el mayor ERE del sector, de 7.791 empleados. Además, es donde más sube el sueldo del presidente, aunque no porque vaya a ser el que más gana del sector -ni mucho menos- sino porque su retribución estaba limitada en Bankia al tener la mayoría del capital el Estado. Y ese es precisamente el tercer elemento relevante: el FROB mantiene un 16% de capital en CaixaBank tras la fusión, lo que le permite intervenir en las decisiones de gestión. De hecho, votó en contra de las remuneraciones del consejo en la junta de accionistas de la semana pasada.
En esta situación, se produjo el desplante al presidente del Gobierno. Un desplante que no fue secundado ni por Sabadell, ni por Bankinter, ni, sobre todo, por BBVA, que también tiene en marcha un ERE de 3.450 trabajadores. El presidente de este último banco, Carlos Torres, sí arropó al presidente; es más, estuvo hablando largo y tendido con la ministra de Economía, Nadia Calviño.
Torres ha optado por una estrategia más dialogante porque, además del ERE, tiene encima el caso Villarejo, que puede ponerle en serios apuros si la Audiencia Nacional decide imputar al actual consejo del banco. Además, los emolumentos de la cúpula de BBVA son mucho más altos que los de la de CaixaBank, entre otras cosas porque se trata de un banco internacional.