Revolución en el fútbol

La sentencia europea que impide a la UEFA y a las ligas castigar a los participantes en la Superliga

Un fallo del TJUE sobre el patinaje limita las represalias contra los clubes y jugadores díscolos

La creación de la Superliga dispara a los equipos en Bolsa: la Juventus sube más de un 10%

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Marcas de fútbol.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Las amenazas de la UEFA y de las ligas de excluir a los clubes participantes en la Superliga europea de las competiciones nacionales y de la Champions de este año, y de impedir a los jugadores jugar con sus selecciones chocan con la jurisprudencia comunitaria: una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de diciembre de 2020 considera excesivas este tipo de sanciones. No obstante, algunos expertos consideran que estos organismos sí pueden tener base para una demanda contra la nueva competición por vulnerar las normas de competencia.

Se trata de una sentencia (T-93/18) referida al patinaje sobre hielo, en la que el Tribunal dictamina que «las normas de la Unión Internacional de Patinaje (UIP) que prevén sanciones severas contra los deportistas que participen en pruebas de patinaje de velocidad no reconocidas por ella son contrarias a las normas de la UE en materia de competencia».

Esta Unión es la única federación internacional de este deporte reconocida por el COI (Comité Olímpico Internacional) y tenía una norma que establecía que «la participación de un patinador en una competición no autorizada por la Unión lo exponía a una sanción de exclusión de por vida de toda competición organizada por la UIP». Es decir, una represalia muy similar a la que pretenden tomar la UEFA y las ligas nacionales con los clubes y jugadores que participen en la Superliga europea de fútbol anunciada el domingo por la noche.

Las sanciones a los jugadores, inviables

El fallo considera que estas medidas sancionadoras son restrictivas de la competencia y, además, desproporcionadas para el objeto que se trata de proteger, que son los ingresos de la UIP, exactamente lo mismo que en el caso de la UEFA. Ahora bien, hay una diferencia muy relevante: la participación de un patinador en una competición no oficial no impide que lo haga en las oficiales (dentro de un orden), pero que un club juegue la Superliga sí le imposibilita participar en la actual Champions League. No así en su liga nacional; de hecho, la Superliga pretende compatibilizar ambas competiciones, al menos inicialmente.

Un experto en competencia de una de las big four sostiene que la expulsión de las competiciones nacionales -o de la actual edición de la Champions por la UEFA- se consideraría desproporcionada a luz de este precedente. Las diferentes ligas podrían alegar que quedan desvirtuadas ya que pierden el atractivo para los equipos de quedar en los primeros puestos para participar en la Superliga, al ser esta una competición cerrada, pero sigue pensando que la exclusión de los clubes ‘díscolos’ sería desproporcionada. Y «lo que no tiene un pase es sancionar a los futbolistas con no poder jugar con sus selecciones, porque son empleados de los clubes, tienen una relación laboral, y deben jugar donde estos les ordenen», señala este experto.

La UEFA sí podría demandar a la Superliga

No obstante, considera que sí podría prosperar una demanda de la UEFA contra la nueva Superliga ante las autoridades de competencia (la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea) o el TJUE. Se podría sustentar en un abuso de posición dominante colectivo por parte de estos 12 clubes, que actuarían en colusión.

Ahora bien, una demanda como esta tampoco está exenta de dificultades porque, en el fondo, se estaría sustituyendo un monopolio (el de la UEFA sobre las competiciones europeas) por otro (el de la Superliga). Y los participantes en la nueva competición podrían alegar que la UEFA también abusa de su posición dominante en la actual Champions League. Ante lo cual, el organismo que preside Aleksander Čeferin tendría que demostrar que hace más cosas que organizar estas competiciones, como promocionar el deporte de base, fomentar ciertos valores, etc.

En todo caso, si no hay un acuerdo entre todas las partes, todo apunta a que tanto la Superliga como las sanciones de la UEFA y las ligas nacionales serán recurridas ante la justicia europea, que será quien dictamine quién se lleva el gato al agua.

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