¡Qué manera de sufrir!
España aburrió, ganó y, sobre todo, sufrió ante Kosovo. Los goles de Fornals y Ferran Torres valen oro para una selección de Luis Enrique que perpetró un partido horrible en el que mereció incluso perder. La falta de puntería de los locales evitó una catástrofe para La Roja en el día en que nos tocó el Euromillón camino de Qatar porque Grecia derrotó a Suecia y ahora dependemos de nosotros para ser primeros de grupo.
Luis Enrique hizo de las suyas ante Kosovo (territorio de). Que el mundo entero le canta las bondades a la posición de Marcos Llorente cerca del área, pues él le condena otra vez lateral derecho. Por fastidiar, más que nada. Lo de llamar de urgencia a Reguilón para hacerle titular es algo que sólo puede hacer un entrenador al que le resbala lo que digan los demás como si tuviera el cuerpo untado de aceite de oliva. Se fuma un puro con las críticas vengan de donde vengan.
También regresaban al once Koke, Busquets y Morata (defenestrados tras el fiasco de Suecia), se mantenían Unai Simón, Laporte, Carlos Soler y Ferran Torres y entraban Iñigo Martínez, inédito en los dos partidos anteriores, y Fornals, que jugó unos minutos frente a Georgia.
Con tanto cambio, tanto regreso y tanta revolución España presentaba el siguiente once. Unai Simón; Marcos Llorente, Iñigo Martínez, Laporte, Reguilón; Busquets, Koke, Carlos Soler; Fornals, Ferran Torres y Morata. La misión en el territorio de Kosovo, igual que ante Georgia: vencer y convencer.
Salimos a presionar como siempre. Y a dejar huecos a la espalda de nuestros centrales como siempre también. El riesgo que asume la selección de Luis Enrique al ir tan arriba a robar la pelota es demasiado grande y deja demasiado desprotegidos a la pareja de defensas de turno, que siempre tienen provincias a sus espaldas. En el primer cuarto de hora Kosovo nos pegó tres sustos, dos de ellos a la contra con el gigantón Muriqi al comando, y uno en un disparo desde fuera del área de Rashani.
España trataba de buscar la sociedad Carlos Soler-Ferran para generar superioridades y dos contra uno. Nos costaba. Kosovo replegaba pero no se olvidaba de salir rápido cuando recuperaba la pelota. Luis Enrique no lo veía claro y sus chicos sobre el césped tampoco. Mucha circulación, mucho pase corto y poco movimiento. Así que cumplimos el primer cuarto de hora en Pristina sin una ocasión de peligro que llevarnos a la boca.
Fornals rescata a España
Definitivamente España estaba más atascada que la renovación del Consejo General del Poder Judicial. No íbamos ni pa’alante ni pa’atrás. Y nos habíamos comido medio primer tiempo a lo tonto a lo tonto. Kosovo estaba cómoda en el campo, suelta, sin presión. Se divertían. La selección española, todo lo contrario. Incómoda, previsible, lenta, sin ritmo. Mal.
Pero esta vez la fortuna sonrió a la selección de Luis Enrique en la primera ocasión que tuvo. Se asociaron bien en la frontal Carlos Soler y Morata, que trazó una dejadita a Pablo Fornals al filo del área grande. El del West Ham hizo un reverso sin balón como si fuera un paso de baile con el que sentó a su par y armó la zurda para batir por bajo al meta de Kosovo. España encontraba el gol (golazo) antes que el fútbol.
Kosovo acusó el mazazo y España se estiró camino del descanso. Carlos Soler de falta y Morata de cabeza dispusieron de sendas oportunidades para poner el 0-2 antes del intermedio, lo que habría sido tan injusto como demoledor para los locales. Sobrevivió Kosovo con el ajustado 0-1 hasta el entreacto.
Del que volvió España como si hubiera comido tres platos de fabada en el descanso. Lentos y pesados, nuestros centrales regalaron sendas ocasiones de gol en el 48 y en el 53. La falta de puntería de Muriqi nos salvó de una hecatombe. La selección jugaba con fuego, metía los dedos en los enchufes y se veía venir el accidente. Como el que estaba teniendo Suecia en Grecia, donde perdía 1-0. Bien por esos griegos que nos echaban una mano.
España juega con fuego
Luis Enrique, temeroso, movió el banquillo con un cambio cobardica. Azpilicueta por Carlos Soler. También metió el músculo de Adama por Fornals. Kosovo merecía el empate. Menos mal que el reloj era nuestro mejor aliado. Y Muriqi, que volvió a fallar otra ocasión en el 73. Desde Higuaín no se veía un delantero tan negado de cara al gol.
El partido era una tortura china para España. Cada ataque de Kosovo nos metía el miedo en el cuerpo. Como el disparo de Bytqi que abortaron bajo entre Unai Simón y el poste izquierdo. Por momentos, Kosovo parecía una mezcla entre el Barça de Guardiola y el Madrid de los galácticos. Y quedaban diez minutos de suplicio. El segundo de Grecia ante Suecia era la mejor noticia para Luis Enrique.
Ya con el tiempo casi cumplido llegó el gol de la tranquilidad para España. Lo marcó a la contra Ferran Torres y el asistente se lo anuló. Entró el VAR (kosovar), se tomó su tiempo y validó el gol del jugador del City. Pocas veces la selección ha ganado un partido 0-2 con menos mérito. Pero lo que valen son los tres puntos, así que, como decía Di Stéfano, «no me lo merezco, pero lo trinco». Y como Grecia le restó otros tres a Suecia, al final un miércoles redondo para España y para Luis Enrique. El camino de Qatar vuelve a estar en nuestras manos. O en nuestros pies. Y como Grecia le restó otros tres a Suecia, al final un miércoles redondo para España y para Luis Enrique. El camino de Qatar vuelve a estar en nuestras manos. O en nuestros pies.