Cristiano y Jesé no duermen la siesta
Bien haría Benítez en dejar de matar al mensajero y ponerse a buscar soluciones. Da igual el sistema que ponga o los jugadores que elija, su equipo no juega a nada. Gana por talento, por inercia y porque tiene a Cristiano, gallo indiscutible, que nunca deja de cuidar el corral. Ante el Levante el Madrid se aferró a su líder para encarrilar el partido y luego se echó a dormir, al menos hasta que salió Jesé con ganas ponerle un poco de marcha a un partido de sobremesa que estaba saliendo muermo.
Las bajas le dejaron el once hecho al granjero Benítez, que colocó arriba a los dos gallos de su corral. El gallo Cristiano, que tiene la cresta más larga y más brillante que nadie y que lucía su cuarta Bota de Oro antes del partido, y el gallito Bale, que tiene un poco las patas de alambre como la gallina Turuleca y cacarea por el pico de su agente.
En el medio Casemiro actuaba de wonderbra: sujetaba y levantaba a sus compañeros. Junto a él los ‘Special K’ (Kroos y Kovacic) para trazar pinceladas de fútbol y conectar con los tres de arriba: Isco, Cristiano y Bale, que se cambiaban de sitio con más alegría que Irene Lozano.
Salió el Levante con el descaro de un adolescente de botellón y a los cuatro minutos Keylor Navas tenía que ensuciarse los guantes para sacar la primera ocasión de los granotas. Sesteaba el Madrid, como si sus jugadores aún estuvieran haciendo la digestión de un cocido maragato, y hasta los diez minutos no se asomó al área del Levante tras una combinación entre Bale y Marcelo.
Reclamó Cristiano con razón un penalti de Simao, que le metió un empujón por la espalda invisible a los ojos del colegiado. El partido se inclinaba, despacito, despacito, hacia el área del Levante. Se estiraron los de Alcaráz, pero Deyverson no supo rematar un centro que le venía un poco llovido.
El Levante se suicida
A los 26 minutos se adelantaba el Madrid. Morales se enredó con la presión de Marcelo, que le quitó la pelota como los mayores a los pequeños en el recreo. El brasileño arrancó la moto y tiró la pared con Cristiano, que hizo lo que pedía la jugada: devolverla de primeras a Marcelo, que se plantó en el área y se la cruzó a Rubén con la calma que otorga el talento. El zurdo del pelazo tiene alma de nueve. Vamos, que si Fernando Torres tuviera su definición, habría sido Bota de Oro.
Dos minutos después, tuvo Deyverson el empate en un cabezazo que sacó Keylor abajo estirando los brazos como el inspector Gadget. Respiraba el Bernabéu y cabeceaba Lucas Alcaraz, hecho un basilisco por el error de Morales. Más se enfadaría el técnico del Levante cuando vio cómo Feddal se la regalaba a Kroos porque el futbolista es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.
El alemán condujo la pelota, levantó la cabeza, vio a Cristiano y se la puso con elegancia. Cristiano controló, apuntó y disparó. Derechazo seco, que se coló junto al palo izquierdo de Rubén. El gallo Ronaldo presumía de cresta.
El Madrid penalizaba dos errores de pardillo del Levante, que se pegó un tiro en cada pie. Benítez se aflojaba el cinturón con el 2-0. Alcaraz se quería comer a Morales y Feddal, que echaban por tierra el trabajo táctico de los granotas, que se fueron al descanso con cara de tontos.
Cuidados intensivos para Bale
Arrancaba el segundo tiempo sin Bale, que venía cargado de los 180 minutos con su selección y al que Benítez, con buen criterio, no quería arriesgar más de lo necesario. Lucas Vázquez, que ha adelantado a Jesé en las preferencias de su técnico, ocupaba el puesto del galés.
Dominaba el Madrid y se defendía con ahínco el Levante, que empezaba a rascar como unas sábanas lavadas sin suavizante. Kroos se asomó al área de Rubén con un disparo colocado pero flojito que atrapó el meta del Levante. Y luego tuvo Cristiano el segundo en una falta que le salió a portería, pero más centrada que Albert Rivera.
El Madrid jugaba al ralentí y Ghilas, ese delantero fondón con cuerpo de gorila de discoteca, tuvo un mano a mano con Keylor, pero su lentitud le pasó factura y acabó chocándose con el portero ‘tico’, que evitó el gol a costa de llevarse un pelotazo.
A los 25 salió Jesé con ganas de ponerle ‘flow’ al partido. Una jugada suya por banda la remató Cristiano de tacón y a punto estuvo de ser el tercero. En la ocasión de vuelta, Danilo, que está tieso como un ex futbolista, se confió y a punto estuvo de costarle caro al Madrid, pero los jugadores granotas eran escopetas de feria en el área.
Otra vez la conexión Jesé-CR7 fabricó una ocasión: centro del canario y remate alto del portugués. Faltaban diez minutos para el final cuando una buena maniobra de Lucas Vázquez, apoyado en la pared con Ronaldo, acabó en las botas de Jesé dentro del pico del área grande. Ahí, ‘El Bichito’ se siente en su zona de confort. Rompió la cintura de Simao a golpe de cadera y definió con un tiro seco por un hueco que sólo él había visto en el palo corto de Rubén.
El gol de Jesé era el epílogo de un partido triste, que el Madrid solventó por pegada, pero que se le volvió a hacer muy largo a sus aficionados. El Bernabéu, de momento, se está mostrando magnánimo con los suyos, pero si el equipo no mejora, llegarán los pitos. Y eso, querido Benítez, no es desestabilizar, sencillamente es contar la verdad.