Carreño despierta a España: tumba a Shapovalov y se mete en semifinales del US Open
Pablo Carreño se metió en semifinales del US Open por segunda vez en su carrera, después de batir a Denis Shapovalov en un partido épico y decidido en cinco sets tras más de cuatro horas. El español se medirá a Alexander Zverev por un puesto en la final
España amanece este miércoles con un semifinalista del US Open. Sin la presencia de Rafael Nadal y con Roberto Bautista eliminado antes de tiempo, esta afirmación podía parecer prácticamente una utopía, pero Pablo Carreño, uno de los tenistas más trabajadores y,por qué no decirlo, infravalorados del circuito, volvió a callar bocas en uno de los grandes escenarios del tenis mundial. Tirando de casta, mentalidad y un tenis por tramos sobresaliente, el gijonés se deshizo de Denis Shapovalov (3-6, 7-6(5), 7-6 (4), 0-6, 6-3) y demostró que es, por pleno derecho, uno de los cuatro mejores jugadores de la burbuja de Flushing Meadows.
El camino de Pablo en la burbuja no había sido regular, ni tampoco consagratorio. El asturiano comenzó con serias dudas ante un modesto Uchiyama, que le llevó al límite de los cinco sets, para después deshacerse con suma facilidad de sus respectivos compromisos con Krueger y Berankis, para meterse en la segunda semana. Un cuadro hasta el momento fácil, sí, pero que confirmaba la quinta presencia de Carreño en una segunda semana de Grand Slam, donde le esperaba ni más ni menos que Novak Djokovic.
La polémica en torno a Nole y el pelotazo a la juez de línea empañó el hasta entonces gran partido de un Carreño que servía para ganar el primer set al número uno del mundo. La victoria fue puesta en duda, con cierta lógica, e incluso pudo descentrar a Pablo, pero el asturiano se presentó en el turno de noche de la Arthur Ashe dispuesto a callar bocas. Ya había probado las mieles de las semifinales en el US Open en 2017 y quería repetir hazaña, esta vez sin Nadal en el cuadro.
El partido empezó como se esperaba, con un dominio de Shapovalov en los tiros y sin la batalla mental aún planteada por parte del veterano español. Al intercambio inicial de breaks le sucedió sólo uno más, el de un Denis más voraz que se anotaba la primera manga. Sin embargo, la batalla no había hecho más que empezar y sería a largo plazo, con Carreño ataviado de forma más que apropiada para la resistencia.
Los tie-breaks de Carreño
Comenzó fuerte el español en la segunda, pero sus dos breaks fueron respondidos de forma inmediata por Shapovalov, vestido como Agassi en los 90 pero con un tenis mucho más agresivo, aunque igual de vistoso para el (tele)spectador. Los servicios pasaron de vulnerables a infranqueables hasta la llegada de un tie break que devolvió los fantasmas a Shapovalov, quien en 2017, en edad adolescente y también ante Pablo, cedió su primera oportunidad de entrar en cuartos en un partido decidido por tres muertes súbitas, todas ellas del lado de Carreño.
Sólido como casi ninguno en el circuito, Pablo hizo buenos los precedentes para hacerse con el segundo set y empatar la contienda, antes la llegada del tercero, donde tras perder de nuevo un break a favor, volvería a dominar con puño de hierro en otro tie-break épico que iba a parar a sus manos. Estaba a un set de repetir la gesta de 2017.
Manual de cómo levantarse después de un ‘rosco’
Shapovalov debía reaccionar. No había hecho valer su condición de teórico favorito en los momentos importantes de partido, pero su despertar iba a llegar para dejar constancia de su condición de –casi seguro– futuro top 5. Su talento responde así a la pregunta y el rosco endosado a Carreño dejó temblando las esperanzas de los españoles a falta del set decisivo. El golpe del canadiense había sido demasiado duro para levantarse en el quinto, demasiado duro para casi todos. Excepto para Carreño.
Inmerso en muchas situaciones rocambolescas a lo largo de su carrera, Pablo dio paso a su enésimo borrón y cuenta nueva con una gestión del partido que ya hubiera querido España para sus gobiernos en estos tiempos de crisis. Cabeza fría y argumentos, los que llegaron para frenar el vendaval de Shapovalov sin conceder una sola oportunidad con su servicio, y los que decantaron el choque con un juego magistral en el sexto, el momento justo para despegar con el reloj amagando con las cuatro horas de choque, que una vez superadas por nueve minutos permitían a Pablo Carreño Busta levantar los brazos, gritar de felicidad y poner los dos pies en la semifinal del US Open. El sueño sigue vivo.
Temas:
- Pablo Carreño Busta
- US Open