El Atlético no vuelve del lado oscuro
Seis días después de perder la Supercopa cae también eliminado de la Copa del Rey
Nueva demostración de impotencia del equipo de Simeone, superado de principio a fin por la Real Sociedad
Felipe cometió en el segundo gol un error impropio de un futbolista profesional
El Atlético ya sólo pelea por una Champions imposible y por quedar entre los cuatro primeros en la Liga
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El autobús del Atlético, apedreado por la afición de la Real Sociedad
Engullida por un agujero negro que ya ha devorado todo su espíritu, un alma en pena embutida en la camiseta del Atlético de Madrid paseó sus miserias por el Reale Arena y entregó sin resistencia su futuro en la Copa del Rey tras otro partido indigno en defensa coronado por un error de Felipe que pasará al museo de los horrores rojiblanco. La crisis del equipo se manifestó con toda su crudeza en San Sebastián y no parece que vaya a ser sencillo taponar una herida de esta envergadura.
Hace una semana el Atlético de Madrid peleaba por tres títulos. Había entregado la Liga, pero la quedaban la Supercopa, la Copa y la Champions. Seis días más tarde no hay ni un solo seguidor rojiblanco que no firmaría un documento en blanco que garantizara que el equipo acabará la temporada entre los cuatro primeros. El proyecto está destruido y es imposible reconstruirlo. Hay que empezar desde cero, comenzando quizás por plantearse si vale la pena mantener al portero mejor pagado del mundo con este rendimiento.
El arranque donostiarra desconcertó a un Atlético desdibujado en defensa que antes de los seis primeros minutos había podido encajar dos goles, primero en un cabezazo en el segundo palo de Elustondo y luego, casi a continuación, en un disparo cruzado de Januzaj que golpeó la base del poste de Oblak. Simeone se paseó nervioso por la zona técnica del estadio mientras trataba de imaginar soluciones, pero el dominio de la Real había acorralado atrás al equipo y la mejor noticia era que no se hubiera movido el marcador.
Con Mikel Merino y Guevara devorando a Koke, Herrera y De Paul, el partido llegó al primer cuarto de hora sin que el balón hubiera salido prácticamente de territorio rojiblanco. Koke sacó la cabeza para buscar arriba a Joao, pero el centro no fue preciso y en la jugada siguiente Oyarzábal cabeceó alto en el segundo palo en otra demostración de jerarquía donostiarra. Sin embargo el Atlético es un superviviente nato. Justo a los 15 minutos Carrasco recibió de De Paul, recortó y disparó al palo para lanzarle a la Real Sociedad un mensaje muy claro: el equipo no iba a rendirse.
Imanol Aguacil captó la advertencia que le había mandado el extremo belga y mandó a las tropas un par de metros hacia atrás. El partido se igualó por primera vez y empezaron a escasear las oportunidades que tanto habían abundado en el primer cuarto de hora. Fue entonces cuando el Atlético se confió y, como suele ocurrirle, lo pagó con sangre. A los 33 minutos Zaldua centró desde la derecha y en el segundo palo emergió Januzaj entre una nube de indolentes defensas rojiblancos para cabecear más allá de la línea de gol y superar a un Oblak que también estuvo lento. Un nuevo centro lateral, un nuevo error en la marca. El día de la marmota. Van para nueve meses sin quedar a cero fuera de casa. Un estigma indigno para un equipo que quiere aspirar a algo más que a mantenerse.
El 1-0 obligó al Atlético a remar contra corriente. Justo lo que no quería Simeone. Justo lo que esperaba Alguacil, que lo que quería era exprimir la ansiedad de un enemigo obligado por el resultado y asfixiado por una crisis que no parece tener fin. Un disparo al palo de Joao Félix, anulado por fuera de juego del portugués, fue la última aportación visitante a una primera parte que volvió a destapar su lado más oscuro.
Ni siquiera los 15 minutos de intermedio sirvieron para el Atlético localizara el interruptor de la luz. El equipo regresó del descanso dispuesto a enmendarse, pero en el primer minuto Felipe perdió un balón indigno de un defensa profesional y dejó a Sorloth solo ante Oblak. El noruego no tuvo más que elegir por qué lado iba a rematar para ampliar la ventaja donostiarra y convertir la herida rojiblanca en una verdadera hemorragia.
Simeone hizo lo único que estaba en sus manos y metió en el campo a toda la artillería que le quedaba. Lemar, Luis Suárez y Cunha ingresaron en un partido perdido que el Atlético no pudo levantar ni siquiera a base de orgullo. La Real Sociedad rondó una y otra vez el 3-0 mientras que Remiro sólo pasó algún apuro cerca del final, especialmente en un disparo que Cunha estrelló contra su cuerpo. Esta temporada ha habido muchos partidos decepcionantes, pero es muy probable que el de hoy en San Sebastián se haya llevado la palma. Hoy no se ha visto al Atlético de Simeone, sino a los fantasmas de un pasado que la afición rojiblanco creía definitivamente olvidado.