El Atlético devora al Valencia
El Atlético venció al Valencia y suma su décima jornada de imbatibilidad para consolidar su tercera posición
Está de dulce el Atlético. Rápido, lleno de confianza, ambicioso y sobre todo hambriento. Muy hambriento. El Valencia fue devorado por el que quizás sea el equipo más en forma de la Liga, aupado al tercer puesto y mirando de reojo el resultado de mañana del derbi para amenazar el subcampeonato. Griezmann volvió a ser el ejecutor de la superioridad rojiblanca, pero el partido de Mario Hermoso y Marcos Llorente fue magistral. Son ya 10 jornadas consecutivas de imbatibilidad y la sensación de ser capaz de ganar a cualquiera. Lástima que todo esto llegue cuando ya no puede aspirar a ningún título esta temporada.
La otra cara de la moneda es el Valencia. Son siete salidas consecutivas perdiendo, las seis últimas sin marcar un gol. El Getafe puede condenarle mañana a posiciones de descenso, pero lo peor no es la clasificación, sino las sensaciones que desprende. Mamardashvili le salvó de una goleada en el Metropolitano tras ser superado de cabo a rabo por un Atlético que viajó en cohete mientras su rival tiraba de Vespa. El gol anulado a Hugo Duro y un remate al poste de Lino con el partido ya resuelto, fue el botín que cosechó en su visita a Madrid. Las alarmas están encendidas.
El Atlético salió hegemónico al partido, pero sin contundencia. El Valencia se vio obligado a recular y el balón circuló con frecuencia su área, pero sin exigirle nada a Mamardashvili, que superó el primer tramo de la noche sin necesidad de efectuar ni una sola parada porque la única llegada doméstica de cierto rango, un mano a mano de Carrasco, acabó con un disparo fuera del belga.
Poco después del minuto 15 lo intentó Llorente con un disparo desviado desde fuera el área y más tarde Memphis, a bocajarro, no acertó a cabecear un pase privilegiado de Griezmann. Fueron los instantes previos a la primera gran ocasión de la noche, una combinación top entre Hermoso, De Paul, Koke y de nuevo Memphis, que en el área pequeña hizo levantarse de sus asientos a todo el estadio para cantar un gol que evitó de manera providencial Mamardashvili con una parada prodigiosa.
El milagro del portero georgiano, sin embargo, sólo consiguió retrasar lo que ya se veía inevitable. A los 23 minutos Llorente cruzó el centro del campo, habilitó a Griezmann y el francés, favorecido por un rebote, marcó con habilidad su noveno gol de la temporada para elevar al marcador el fruto del monólogo rojiblanco en el que se había convertido el partido.
El Metropolitano estaba encantado con lo que veía cuando de repente todo dio un vuelco. Foulquier pisó a Memphis, Munuera ordenó que siguiera la jugada y Hugo Duro, en el contragolpe, empató el partido. Los jugadores rodearon al árbitro, el estadio se convirtió en una caldera y en la sala VOR Medié Jiménez hizo sonar la alarma. El monitor convirtió en evidente el error arbitral y el gol fue inmediatamente anulado.
De manera sorprendente la jugada intimidó al Atlético, que durante unos minutos bajó el ritmo, pero fue sólo algo temporal porque el equipo no tardó en recuperar el timón y acabó la primera parte metiendo al Valencia en su propia área. Baraja respiró aliviado cuando Munuera mandó a los futbolistas al vestuario, pero el regreso del descanso volvió a ser demoledor para los valencianistas. A los tres minutos Mamardashvili sacó una mano increíble ante Llorente, pero la jugada continuó y Carrasco, a placer dentro del área, salvó con calidad el obstáculo del portero georgiano y marcó un segundo gol que ya reflejaba con mayor precisión lo que estaba sucediendo en el campo.
El 2-0 obligó a Baraja a remover el tablero. Ilaix y Samuel Lino se incorporaron al partido y Simeone respondió con Morata y Lemar. Mano de santo la que tuvo el Cholo, que no pudo haber acertado más. El Valencia perdió un balón ante Griezmann, que mandó a correr a Morata, cuyo centro cabeceó a placer en el segundo palo Lemar. Con 67 minutos de partido la noche olía a goleada.
Barrios, Correa y Witsel completaron el carrusel de cambios y los movimientos de banquillo calmaron la voracidad rojiblanca. Lino pudo marcar el gol del honor del Valencia en un disparo al poste, pero el marcador ya no se alteró y quedó en un 3-0 lo suficientemente contundente como para no dejar ninguna duda de lo que fue el partido. El Atlético se va al parón de selecciones subido en una nube mientras el Valencia debe superar su depresión si no quiere que la temporada acabe en un verdadero drama.