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El pueblo de 30 vecinos que comparte coche: las llaves las guardan en el bar

El pueblo donde se comparte coche
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En las zonas rurales de Francia, donde la movilidad es una prioridad, los vehículos son más que un simple medio de transporte. En este contexto, en el pequeño municipio de Pont-de-Barré, situado en el sureste del país, un grupo de 30 vecinos ha decidido compartir coche: un Citroën ZX que se ha convertido en un símbolo de solidaridad, eficiencia y sostenibilidad.

Con apenas 300 habitantes, esta localidad se encuentra en una región donde el acceso al transporte público es limitado y, por ende, los vecinos dependen casi por completo del vehículo privado. Sin embargo, en un esfuerzo por reducir costes y la huella ecológica de la comunidad, los habitantes decidieron dar un paso hacia la sostenibilidad mediante la creación de un sistema de coche compartido.

El funcionamiento del sistema de coche compartido en este pueblo francés

Los habitantes de Pont-de-Barré pagan 25 céntimos por kilómetro recorrido, un precio que cubre los gastos básicos como el combustible, el mantenimiento y las reparaciones del coche. No existen cuotas mensuales ni es necesario hacer ninguna reserva: los vecinos organizan el uso del vehículo de manera informal.

Lo que hace que este sistema sea aún más especial es que no hay un punto de recogida o reserva centralizado, sino que las llaves del coche se guardan en el bar del pueblo. Cualquier vecino que necesite el coche puede pasar por allí, tomar las llaves y usar el vehículo para lo que necesite.

Más allá de los beneficios económicos que supone el uso compartido de un coche en lugar de tener varios vehículos particulares, la iniciativa de Pont-de-Barré tiene un importante componente ecológico. En zonas rurales como ésta, el uso del coche individual es imprescindible, y la presencia de transporte público es muy limitada.

El Citroën ZX, aunque modesto y con varios años de antigüedad, sigue siendo un vehículo funcional que ha demostrado ser una opción eficiente para el uso compartido. Además, al reducir el número de coches particulares en circulación, la iniciativa contribuye a disminuir el tráfico, reducir el consumo de combustible y, por ende, mitigar las emisiones contaminantes.

Además de sus beneficios medioambientales y económicos, la iniciativa también ha servido para reforzar los lazos de la comunidad. Según los propios vecinos, compartir un coche y organizarse de esta manera no sólo se trata de ahorrar dinero o reducir la huella ecológica, sino de crear una sensación de unidad y apoyo mutuo .

Xavier, uno de los residentes de Pont-de-Barré y participante en el proyecto, destaca que la posibilidad de compartir el coche les ha permitido «solidificar los vínculos» entre los vecinos. «Es como un retorno a la cooperación del pasado. Compartir algo tan personal como un coche, tan esencial en nuestra vida diaria, ha hecho que nos comuniquemos más entre nosotros y que compartamos más que un simple vehículo: compartimos historias, experiencias y una forma de vida más colectiva», afirma.

El dueño del bar local, quien también participa activamente en el sistema, dice que esta práctica se basa en los principios fundamentales de «ayuda mutua y solidaridad». Esta mentalidad de trabajo colectivo y compartido ha permitido que el proyecto  es un reflejo de los valores de la comunidad.

El éxito del proyecto de coche compartido en Pont-de-Barré ha llamado la atención de otros municipios en Francia, e incluso fuera de sus fronteras. Esta experiencia ha demostrado que no siempre es necesario recurrir a soluciones tecnológicas o a grandes inversiones para promover la movilidad sostenible. Con un poco de confianza y organización, es posible repensar el sistema de movilidad sin necesidad de renunciar al coche.

La ‘España vaciada’

Entre 1975 y 2021, las provincias de España han experimentado importantes variaciones demográficas, con algunas ganando población y otras perdiéndola.

En cuanto a las provincias que han ganado población, destacan las Islas Baleares, con un incremento del 101,31%, liderando el crecimiento en el país. Le siguen Almería (86,95%), Alicante (85,47%) y Las Palmas (83,95%).  En el caso de Málaga (83,72%) y Gerona (80,82%), también se ha observado un notable aumento poblacional, impulsado por el dinamismo económico y las oportunidades de empleo.

Por otro lado, hay provincias que han visto una pérdida de población considerable. Entre ellas destacan Orense (-30,12%) y Zamora (-31,44%), que enfrentan una despoblación alarmante, causada por factores como la falta de empleo, la emigración de los jóvenes hacia otras ciudades y el envejecimiento de la población. También sufren esta tendencia provincias como Ávila (-21,14%), Lugo (-21,65%) y Soria (-19,95%), que han tenido que lidiar con la falta de infraestructuras y servicios que hagan frente a su situación demográfica.

En el caso de Teruel (-18,84%) y Cuenca (-17,7%), ambos territorios han experimentado un descenso poblacional significativo, debido a la falta de empleo y la escasa oferta de servicios, especialmente en las zonas rurales.

En conclusión, el panorama demográfico en España entre 1975 y 2021 muestra una clara división: algunas provincias crecen impulsadas por la economía y el turismo, mientras que otras luchan contra la despoblación y el envejecimiento.

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