Los increíbles hábitos de Sergio Dalma a sus 61 años: «Mucha disciplina y una copita de vino»
Sergio Dalma está en plena forma y ha dado las claves para que todos podamos imitarle
El cantante afirma que le gusta mucho cocinar y lo hace "con una copita de vino"
Sergio Dalma lleva una alimentación saludable, pero también se da sus caprichos
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Sergio Dalma ha construido una carrera impecable a lo largo de más de tres décadas sobre los escenarios, pero su permanencia en la primera línea no se explica solo por su voz inconfundible ni por una trayectoria musical consolidada.
A los 61 años, el cantante catalán ha alcanzado un equilibrio que combina disciplina, bienestar y pequeños placeres, un estilo de vida que ha ido puliendo con los años y que hoy se ha convertido en el motor silencioso de su estabilidad. Lejos de cualquier exceso asociado tradicionalmente a la vida artística, Dalma se mueve con la serenidad de quien ha aprendido a escuchar a su cuerpo y a su mente. «Me levanto a la 7 de la mañana. Suelo acostarme a las 9 de la noche, desayuno y directo a leer. También leo por las noches», resume al hablar de su rutina diaria, simple en apariencia pero profundamente reveladora.
Los hábitos de Sergio Dalma
Para Sergio Dalma, madrugar no es una obligación, sino un gesto consciente que le permite disfrutar del silencio y organizar su jornada desde la primera hora. Despertarse a las siete de la mañana y acostarse temprano se ha convertido en una costumbre que encaja con su ritmo actual y favorece la concentración que necesita entre gira y gira. Ese tiempo de tranquilidad lo dedica principalmente a la lectura, un hábito que practica por la mañana y también antes de dormir.

Además de la lectura, el deporte ocupa un lugar central en su estilo de vida. El artista reconoce que mantenerse activo no solo responde a una cuestión física, sino también mental. «Hago algo de deporte por las mañanas», asegura, destacando que el ejercicio le sirve para aclarar la mente y prepararse para las demandas de su profesión. En su caso, la actividad física es variada y se adapta a los ritmos que imponen las giras, aunque siempre trata de mantener una rutina estable. Cardio, pesas y ciclismo forman parte de su entrenamiento habitual, combinado con sesiones de yoga dos veces por semana para trabajar la flexibilidad y la postura. Incluso cuando está de viaje, procura no abandonar el hábito: «Siempre encuentro algún hueco, esté donde esté».
Una alimentación equilibrada
Su relación con la comida sigue la misma lógica de equilibrio que aplica al resto de su vida cotidiana. Sergio Dalma presta atención a lo que come, pero lo hace desde una perspectiva flexible que le permite disfrutar sin culpa y compensar cuando lo considera necesario. «Si un día me paso, al siguiente tiro de más ensalada y fruta y menos dulces», reconoce, demostrando que su enfoque no se basa en la restricción, sino en la coherencia.
Cuando está en casa, su desayuno suele incluir fruta, pan con aceite, frutos secos y café, una combinación ligera y nutritiva que encaja con su ritmo de actividad. No obstante, también se permite algún capricho cuando las circunstancias lo invitan, como una clásica «ensaimada y chocolate», un gesto espontáneo que se reserva para momentos especiales.
En su cocina predominan los productos frescos y sencillos, pero lo que realmente marca la diferencia es la actitud con la que se coloca frente a los fogones. Dalma disfruta del acto de cocinar y lo convierte en un ritual relajante y social. Entre los platos que suele preparar destacan el pescado azul y blanco, además de caldos que forman parte habitual de su dieta.
Sin embargo, lo que le da un toque personal a ese espacio cotidiano es un pequeño placer que comparte sin complejos: «Mucha disciplina y cocino con una copita de vino». Esta copa, lejos de ser un exceso, es para él un acompañamiento natural que le permite sentir la cocina como un momento de disfrute y no solo una obligación alimentaria.
Un estilo de vida saludable
Más allá del ejercicio físico y la alimentación, Sergio Dalma también presta atención al cuidado de su imagen y de su piel, un aspecto al que se ha acercado desde la curiosidad y la búsqueda de bienestar. Él mismo explica que «la cosmética vegana me ha conquistado: dedico unos minutos al día a cuidar la piel y la barba», un gesto que refleja su voluntad de mantenerse saludable y sentirse bien consigo mismo.
Además, el artista reconoce que es un gran aficionado al vino, una pasión que integra en su día a día de manera equilibrada. Se declara «fanático del vino» y lo asocia a sus momentos de cocina y a las reuniones sociales con las que llena su hogar de buena compañía. «Me gusta invitar a cenar a mis amigos. Siempre cocino con una copita de vino a mi lado», confiesa, dejando claro que el placer de compartir mesa sigue siendo uno de sus mayores disfrutes. Para Dalma, estos encuentros representan una forma de celebrar la amistad y desconectar del ritmo profesional sin perder de vista el equilibrio que guía su rutina.