Los mejores consejos de expertos para acabar con las discusiones de pareja
Las discusiones de pareja pueden ser constructivas, o tratarse de un verdadero problema. Te contamos aquí más sobre ellas, toma nota.
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Son inevitables. Discusiones y pareja es una combinación indisoluble. El éxito está en saber cómo gestionarlas. De ellas es mucho lo que se puede aprender. Los noviazgos y matrimonios deben salir fortalecidos después de estos episodios. Lo que tampoco quiere decir que tienen que ser cosa de todos los días. Si la frecuencia de las desavenencias es muy alta, entonces no hay dudas de que algo está pasando. Se trata de situaciones que requieren ser revisadas.
En el papel todo suena sencillo. En la práctica, en el mundo real, se necesita mucho más que buenas intenciones y una predisposición positiva. Se requiere entendimiento y comprensión, sin que esto implique una renuncia automática a creencias, principios o gustos personales. Equilibrio es una de las palabras claves.
Por qué son inevitables
Cada cabeza es un mundo. Un refrán que resume de forma precisa mucho de la naturaleza humana. Esto quiere decir que toda persona tiene ideas y opiniones propias. Es cierto que en las parejas los puntos en común suelen ser más que las diferencias. Divergencias de las que más temprano que tarde, hay que hablar.
También es importante definir qué se entiende por discusiones de parejas. Discutir es un verbo que a muchos les puede sonar muy duro. Quizá más adecuado sea el término debatir. Ventilar las desavenencias, pero sin faltas de respeto de ningún tipo. Mucho menos recurriendo a la violencia. Ni verbal, ni física.
Discusiones pareja: también necesarias
Cuando en una relación no hay debates, algo anda mal. Es imposible que dos individuos siempre estén de acuerdo en todo. Si hay ausencia total de discusiones pareja, probablemente esta es una señal a la que se deba prestar mayor atención que en los casos en los estos capítulos ocurren con cierta frecuencia.
Parejas sin desavenencias puede ser indicativo de que uno o ambos miembros están ocultando información. Bien sea por un deseo expreso de minimizar los conflictos, o incluso cuando esto obedece a miedo al otro.
El extremo opuesto (discusiones de pareja en exceso) tampoco es sano. Toca identificar y resolver los problemas, motivos que muchas veces están subyacentes y no a simple vista. También hay que tener la valentía de asumir cuando las diferencias son irreconciliables.
Aprendizaje continuo
La vida en general es un aprendizaje continuo. Una relación de pareja no escapa de este proceso. Para que las discusiones en pareja no se conviertan en un punto y final, hay que estar siempre dispuesto a aprender y crecer. Fundamental que cada miembro de estas relaciones encuentre su propio equilibrio entre flexibilidad y firmeza. No se trata de siempre ceder.
Por último, nunca hay que dejar nada a medias. Aunque en ocasiones es mejor ‘poner pausa’ y dejar de discutir por unos minutos, siempre hay que encontrar una solución firme a los conflictos. Posponer y no encontrar respuestas no es la mejor de las ideas. Cada discusión necesita un cierre.
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