Descubren que el síndrome cardiaco está vinculado a la obesidad, diabetes y la enfermedad renal
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El síndrome cardiovascular-riñón-metabólico afecta a los principales órganos del cuerpo, incluidos el corazón, el cerebro, los riñones y el hígado, según la Asociación Estadounidense del Corazón. Así, abordar desde estadios tempranos cualquier tipo de patología es vital para garantizar que los resultados de los tratamientos sean favorables. Por este motivo, este hallazgo, resulta vital porque se podrán tratar enfermedades de manera incipiente e, incluso, antes de su aparición.
El Dr. Chiadi E. Ndumele, director de investigación cardiometabólica y de obesidad en la división de cardiología de la Universidad Johns Hopkins, ha señalado que «reducir el número de personas que progresan hacia enfermedades cardíacas es nuestro objetivo principal».
En estos momentos, el objetivo al reconocer la afección (síndrome cardiovascular-riñón-metabólico o CKM) y obtener un diagnóstico y tratamiento temprano para las personas con alto riesgo de morir por enfermedad cardiovascular.
Por otra parte, desde el departamento de Cardiología de la Clínica Universitaria de Navarra han señalado que pocos disentirán de la afirmación de que la obesidad está erigiéndose en el problema de salud pública más serio del siglo XXI. «Se trata de un trastorno que comienza en la infancia, florece en la edad adulta y da origen a múltiples problemas de salud. Factores genéticos y moleculares, junto con circunstancias coadyuvantes y desencadenantes ambientales y conductuales, intervienen en su patogenia y condicionan su tratamiento de forma decisiva.
Por su parte, la diabetes mellitus de tipo 2 (DM2) es una enfermedad metabólica que se debe a defectos en la acción de la insulina en los tejidos periféricos. La hiperglucemia crónica resultante se acompaña de lesión y disfunción de varios órganos, en especial los ojos, los riñones, los nervios, el corazón y las arterias.
Obesidad, síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2 son tres enfermedades interrelacionadas que comparten mecanismos de aparición y evolución y con frecuencia «se van combinando sucesivamente y ocasionan complicaciones cardiovasculares». Su prevalencia crece alarmantemente y debería impeler a los profesionales de la salud y a los gestores a implantar medidas urgentes para prevenir la aparición de complicaciones. «Las más eficaces, aunque menos practicadas, son las relacionadas con el estilo de vida. También son necesarios tratamientos farmacológicos destinados al control de los factores de riesgo (hipertensión, dislipemias, trombofilia), las alteraciones metabólicas y el propio exceso de peso», han señalado.
En ambos estudios se evidencia una clara interrelación entre patologías y que puede abrir nuevos caminos para abordar enfermedades de manera inicial y que estarían vinculadas entre sí con posible afección cardiovascular, que es una de las grandes amenazas para la salud.
La Dra. Pam R. Taub, precisó en NBC News que este trabajo «ha sido revelador», para añadir que ,»es lo que yo llamo comunicación cruzada de órganos, en la que interactúan entre sí de forma muy intrincada en el cuerpo».
En general, dijo Taub, cuando se observan los órganos en conjunto, «se pueden detectar enfermedades de forma temprana y se pueden prevenir malos resultados cardiovasculares, como insuficiencia cardíaca, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares».