Situaciones excepcionales, medidas excepcionales

El Estado debe permanecer alerta para actuar contra la falta de garantías democráticas que carcome Cataluña. Hasta el momento, el Gobierno ha tratado de actuar con templanza. No obstante, el contexto político, social y económico ha llegado a una situación límite. Tanto que hasta Felipe VI ha tenido que ofrecer un mensaje a la nación para marcar el camino a seguir por todas las instituciones. Carles Puigdemont y sus cómplices no cejan en su empeño secesionista, dispuestos a llevar a los catalanes hasta el precipicio con tal de no dar su brazo a torcer. El Tribunal Constitucional ha tenido que intervenir para suspender el pleno del Parlament del próximo lunes donde los sediciosos pretendían declarar la independencia. Es normal, por tanto, que ante esta grave situación el Ejército tome posiciones en las provincias limítrofes con Cataluña por si se aplicara el artículo 155 de la Constitución. Situaciones excepcionales exigen medidas excepcionales y ésta es la más grave que vive España desde el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.
La maniobra militar podría llevar a 30.000 efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hasta Cataluña para hacerse cargo de la situación de inseguridad y violencia extrema que se ha apoderado de la región. La Fragata Navarra también viaja a Barcelona. En principio, para acudir al Salón Náutico, pero en realidad viajan con disposición plena de tropa. La kale borroka de nuevo cuño que los cachorros de la CUP están desarrollando necesita una respuesta contundente y sus líderes políticos no están dispuestos a asumir ningún tipo de responsabilidad o situación congruente. Los catalanes no pueden vivir con miedo de salir a la calle porque una minoría quiera implantar una república ilegal con maneras autoritarias. Lo mejor para todos sería que Puigdemont entrara en razón y abandonara su delirio. No obstante, y por si persiste en su viaje a ninguna parte, el Estado tiene que tener todos los escenarios posibles preparados para que se cumpla la ley o, lo que es lo mismo, para que impere la paz.