Pedro el pirómano

Pedro Sánchez
Xavier Rius
  • Xavier Rius
  • Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

Pedro Sánchez ha hecho con los incendios lo mismo que con Valencia: si quieren ayuda, que la pidan. Sí, ya sé que no dijo exactamente eso en aquella comparecencia del 2 de noviembre tras las inundaciones. Pero casi: «Si necesitan más recursos, que los pidan». Viene a ser lo mismo.

Al fin y al cabo, las cuatro comunidades autónomas más afectadas están gobernadas por el PP: Castilla y León, Galicia, Extremadura y Andalucía. Incluso la ministra del apagón, Sara Aagesen, parece darme la razón después de echar las culpas a la primera.

En su opinión, la comunidad «necesita seguir esforzándose» para que los servicios de prevención y extinción de incendios «se profesionalicen y estén operativos los 365 días del año».

Luego la han pillado en un requiebro. Como informaba OKDIARIO, el Gobierno sólo tiene contratados cinco hidroaviones con la excusa de que no se han aprobado los Presupuestos Generales del Estado.

Ya saben que, en los países normales y corrientes, cuando no se pueden aprobar los Presupuestos, se dimite y se convocan elecciones. A fin de cuentas, es la ley más importante de la legislatura. Si no se puede aprobar, señal de que no se puede gobernar.

Sólo faltaba su colega Óscar Puente, con el polémico tuit sobre el incendio de Tarifa. Aquel en el que recomendaba al presidente de la citada Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, echar una mano a su colega andaluz, Juanma Moreno. Ambos del Partido Popular. No está el horno para bollos.

Al final lo acabó borrando. Sin embargo, el mal ya está hecho. Un ministro no es un community manager. Y menos el de Transportes, tal como está el servicio en el AVE o en Rodalies.

Además, en vez de hacer acto de contricción o pedir disculpas, que es lo que suelen hacer los políticos que meten la pata, ha replicado que no bromeaba, sino que solo criticaba. El PSOE está en plan «No pasarán». Incluso en las redes.

Aunque he de confesar que el que me ha llamado más la atención ha sido Pedro Sánchez por la oportunidad perdida. A la hora de escribir este artículo continuaba en La Mareta (Lanzarote). Ya sé que ha sido un año duro para él —peor será el próximo—, pero lo que tendría que haber hecho es ponerse al frente de la nave y visitar las zonas afectadas. Aunque igual tendría que salir corriendo como en Paiporta.

En política, el liderazgo se demuestra andando. Me recuerda al canciller alemán Gerhard Schröder; del SPD, por cierto. En el 2002, hubo por estas fechas unas inundaciones muy graves en Alemania. Se calzó unas botas de agua y ser desplazó al área afectada en una foto que se hizo famosa.

Acabó ganando las elecciones de septiembre de ese año, unos comicios que aparentemente tenía perdidos de antemano. De hecho, todo el mundo hacía la corte ya al candidato de la CDU, Edmund Stoiber.

En efecto, venció Schröder por apenas 6.000 votos. Sé la cifra exacta porque lo explica en sus memorias y me las he leído. Las publicó Foca en el 2007 aunque me temo que están agotadas. Más de un político de izquierdas debería leerlas. Mientras que Stoiber fue agua pasada. Nunca mejor dicho. Angela Merkel lo sustituyó como candidato en el 2005.

Hasta me sorprendió que Sánchez se hiciera una foto delante de un ordenador. Al principio pensé que era para enterarse de los dispositivos de emergencia. O para dar imagen de que hacía algo. Pero ni eso. Era para hablar de Ucrania vía videoconferencia con los Voluntarios. No era la de los líderes mundiales. Debió darle un ataque de cuernos.

En fin, como estamos hablando de incendios, una verdadera catástrofe natural y con víctimas mortales de por medio, voy a hacer dos propuestas si me permiten abusar de su paciencia.

La primera, que limpien los bosques de una puñetera vez porque vengo oyendo aquello de que los incendios se apagan en invierno desde hace treinta años.

Concretamente, desde los que asolaron la Cataluña central en los años 90. Luego crearon una comisión de investigación en el Parlamento catalán. Pero como Pujol tenía mayoría absoluta dijeron que todo lo habían hecho bien y le dieron carpetazo.

Para ello, quizá sería una opción utilizar los presos de las cárceles siempre, obviamente con reclusos de confianza y con las necesarias medidas de seguridad. Sería una manera de devolver a la sociedad el daño causado y estoy convencido de que más de uno estaría contento de poder salir del recinto para estar entre bosques. Ni que fuera unas horas. Obviamente, podría servir también para rebajar la pena.

Me suena que hace años, el entonces consejero de Interior de CiU, Ramon Espadaler, lanzó un globo sonda al respecto. Aunque como ahora es consejero de Salvador Illa está mucho más comedido. Incluso ha aprobado, intacta, la ley de memoria democrática que le dejó Esquerra. Y eso que venía de Unió. Yo se lo dije por WhatsApp: «Ramon, que durante la Guerra Civil os quemaban iglesias». Ya no respondió.

Finalmente, la segunda es que los incendios intencionados deben castigarse con la máxima dureza. En teoría, pueden penarse con de diez a veinte años de cárcel, pero tengo la impresión de que, en la inmensa mayoría, salen impunes. Si fueron tan rápidos para reformar el Código Penal con la sedición y la malversación, no dudo de que pueden poner el mismo empeño para cuidar nuestro medio natural.

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