No es un plan de rescate, sino una tomadura de pelo
El Gobierno socialcomunista anunció hace meses un plan de rescate a la hostelería, un sector diezmado por la crisis. Pues bien, lo aprobado finalmente por el Consejo de Ministros es una auténtica tomadura de pelo, una timo revestido de falsas ayudas. Veamos: se crea un nuevo tramo de líneas de avales del ICO. O sea, préstamos que hay que devolver. Si apenas facturan, ¿cómo van a devolver el crédito? Segunda medida: se aprueba un aplazamiento de deudas tributarias durante seis meses, los tres primeros sin intereses. O sea, se les permite demorar sus obligaciones con el fisco, pero desde el cuarto mes pagando un suplemento. La tercera medida son exenciones de cuotas a la Seguridad Social a las empresas de estos sectores que han prorrogado sus ERTE tanto como su actividad suspendida. Suena bien, pero volvemos a lo mismo. A los negocios obligados a cerrar, la exención es como tratar de sanar una neumonía con aspirinas.
La cuarta medida es, sencillamente, surrealista: posibilidad de acceder a una quita del 50% del alquiler siempre que el inmueble sea de un propietario que tenga más de 10 inmuebles urbanos. El 95% de los alquileres no se verán afectados por esta medida, que es puro humo. O sea, sólo el 5% verá reducido el precio del alquiler, pero con condiciones. Eso sí: el Estado no pone un duro, quien pierde es el propietario.
Lo único que resulta medianamente eficaz es una reducción del 35% del IRPF y aplazamientos para hacer frente al resto del impuesto. Pero la medida también es un brindis al sol, dado que muchos negocios no han facturado apenas.
Ahora bien, ¿y las ayudas directas? Nada. Ni un euro. Mientras los gobiernos de los países de nuestro entorno contribuyeron con aportaciones del Estado a aliviar la difícil situación del sector de la hostelería, aquí todo lo contrario. Luego tienen la desvergüenza de hablar de escudo social. Después de llevar meses anunciando que ayudaría al sector, el Gobierno ha pasado de largo. Ni está ni se le espera.