El impúdico Doctor Sánchez

El impúdico Doctor Sánchez

Llenar es el verbo clave. Llenar las urnas con votos en las próximas, retardadas elecciones, afina el anhelo de C’s y PP, mientras el PSOE tiembla calculando que, en cuestión de meses, habrán de celebrarse. El morado, tras mil y una purgas, cotiza a la baja y roza el principio del fin. Lo digo por intuición pues opero sin datos ni cifras, al revés que Tezanos, profanador del CIS, que corrompe cada sondeo como quien cose, tejiendo mentiras donde escrutaba verdades, para que su  amo pueda seguir flipando con que nunca dejará de ser presidente.

Obviamente aludo a Sánchez, maniquí de Cortefiel capaz de tragarse un lapo arrojado contra su ministro de Asuntos Exteriores. El poder tiene su precio: hay que convertirse en tragaldabas con tal de fardar de pelele en La Moncloa, aunque haya que tragar lapos y sapos y se humille a Borrell, que de mostrar huevos y algo de dignidad, habría dimitido. Dios les cría y los esclavos se rinden ante el ególatra inútil, desde el falsificador Tezanos, hasta el versátil Borrell. ¡Vaya tropa de mercachifles que tenemos para defender y representar a España!

La tesis socialista del impúdico Doctor Sánchez —un gran Gobierno, un gran negocio, un gran ridículo—, nos conducirá directamente a la ciénaga. Con él, retroceden nuestras libertades. Pacta con traidores y está decidido a pulverizar la independencia de los jueces por sabios que fuesen. Él, y sólo él, ha de ser el faraón de los indocumentados. Parte de sus ministros debiera haberse ido a cursar estudios de cómo tratar bien a la grey, ya que cesar en sus cargos, les resulta algo incomprensible. Su lema: “Mentir, mentir y volver a mentir”. Y de ahí no los sacas. Hasta que no nos sacudamos este rebaño de trileros de encima, el futuro se resistirá a aparecer en el horizonte.

Siempre inteligente Isabel San Sebastián, hija de diplomático, igual que yo, no entiende que el muñeco viaje a Cuba para brindar halagos a una dictadura, sin atender a la disidencia oprimida. ¿24 horas en la isla no daban para más? ¿O era otro trip que se inventa el presidente en evitación de plantarle cara a Bruselas, que viene de tirarle por los suelos unos fraudulentos Presupuestos? ¿O, gozando del Caribe sin vacunas, logró esquivar que May le espetara a la cara su firme decisión de que la soberanía británica en Gibraltar no es negociable? ¿Acaso cree el maniquí que el rey de Marruecos le ha comprado esa boba idea improvisada de un mundial entre continentes? Sánchez no llega ni a vendedor de confeti. Pero se empeña en estafar al mundo.

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