Estafa mortal para las verdaderas víctimas
La estafa sin escrúpulos ideada por Fernando Blanco desde 2008 va a poner las cosas aún más difíciles a todas las víctimas de este tipo de enfermedades. La truculenta trama de mentiras, recaudación millonaria y dispendios al margen de los presuntos problemas de su hija supone un misil sobre la voluntad de muchas personas, convencidas hasta ahora de aportar su solidaridad en forma de dinero a este tipo de causas. Hablamos de una problemática que afecta a más de tres millones de personas en España y que necesita de tanta ayuda como sea posible tanto desde el ámbito público como desde el privado. No obstante, este lamentable caso no puede tomarse como norma sino, muy al contrario, como la más absoluta excepción. El caso de Nadia, principal afectada, ha suscitado la lógica indignación de numerosos afectados, conscientes de que este dislate complica sus inasequibles luchas. Por desgracia, las enfermedades raras han quedado estos días en un segundo plano, eclipsadas por el fraude. No obstante, el drama diario que sufren muchas familias merece que nos desprendamos de la excepción para ir al fondo del asunto.
En España existen más de 5.000 patologías distintas y de la ayuda pública y privada dependen muchas vidas. Eso pasa, indudablemente, por una investigación rigurosa y de calidad. Una de esas vidas es la de Nadia, que empieza a adquirir tintes delirantes. La Generalitat ha declarado a la pequeña en situación de desamparo y ha retirado la patria potestad a sus padres. De hecho, ni siquiera es seguro que Fernando Blanco y Marga Garau sean sus padres y así lo ha hecho constar el juez que ha pedido una confirmación al Registro Civil. Una pesadilla que no puede ser el bosque que nos impida ver el claro: las enfermedades raras necesitan el máximo apoyo por parte de nuestro sistema de sanidad pública. Ante los caros “expertos extranjeros” que solía enarbolar el padre de la niña, los profesionales de nuestro buen sistema de salud son perfectamente capaces de dar una respuesta efectiva ante este desafío. Sólo hace falta una correcta financiación… y hay muchas familias que lo necesitan.
Temas:
- Caso Nadia
- Fernando Blanco