Las ucranianas que rodaron bukkakes no fueron encerradas por Torbe, estuvieron de turismo por Madrid
Las acusaciones de trata de seres humanos con fines de explotación sexual contra el director y productor de cine porno, Ignacio Allende Fernández, alias ‘Torbe’, comienzan a derrumbarse como un castillo de naipes.
Según los investigadores del caso, ‘Torbe’ tenía un socio de origen ucraniano llamado Boris Malynovskyi, «para la realización de Bukkakes (práctica sexual colectiva) y su posterior explotación económica en una página web del extranjero».
El sumario indica que Boris «periódicamente» enviaba dinero a la productora de ‘Torbe’, Perroflauta Producciones, y que el mismo era «el encargado de conseguir mujeres de origen ucraniano y organizar su viaje a España». Los investigadores destacan que «no se informaba a las mismas en ningún momento de cual iba a ser el trabajo a realizar» una vez se encontraban en España.
Por ello, concluían que las mujeres ucranianas eran «engañadas», explotadas sexualmente y encerradas por el director porno y no podían salir a la calle. «Muchas de ellas», precisaban, «no tenían contrato o eran menores».
OKDIARIO ha tenido acceso a unas fotografías que desmontarían estas acusaciones. Dichas imágenes subidas a las redes sociales muestran a muchas de las mujeres ucranianas contratadas para los bukkakes de ‘Torbe’ haciendo turismo por el centro de la capital.
Durante los días que permanecieron en Madrid grabando los vídeos porno, se hicieron selfies en lugares emblemáticos de la ciudad. También hay fotografías de estas mujeres, supuestamente explotadas sexualmente, posando sonriendo en las oficinas del director porno, donde rodaban las películas para adultos.
Las fuentes consultadas por este diario, cercanas a estas jóvenes ucranianas, explican que «superaban los 20 años y algunas de ellas eran incluso actrices porno». «En Ucrania, está prohibida la pornografía y viajan a otros países como Hungría, República Checa para el trabajo. Todas las chicas viven una buena vida sin problemas de dinero», afirman.
Estas mismas fuentes indican a OKDIARIO que «las mujeres cobraban 3.000 euros por cada vídeo» y que algunas de ellas protagonizaron hasta 3 durante su estancia en Madrid, consiguiendo 9.000 euros. Sobre el número de participantes masculinos en las escenas, «era cierto», precisan las fuentes, «que se desconocía hasta el mismo día de la grabación, porque se publicaba un anuncio en la web de ‘Torbe’ para que asistieran hombres y no se sabía cuántos acudirían».
‘Torbe’ continúa en prisión provisional desde el pasado mes de abril, acusado de presuntos delitos de «trata de ser humanos, producción y difusión de pornografía infantil, abusos sexuales, organización criminal, blanqueo de capitales y amenazas”.
Recientemente, el Juzgado de Instrucción nº 29 de Madrid rechazaba su puesta en libertad. Sus socios ucranianos Boris Malynovskyi y su mano derecha, Liudmyla Sova, abandonaron la prisión el pasado mes de julio.
La testigo protegida ucraniana «TP10»
Los investigadores también denunciaron en sus informes «las condiciones en las que eran traídas a España dichas mujeres, y el objeto de dicho viaje, no siendo otro que la explotación sexual de las mismas a través de la grabación de películas pornográficas». Añadían que las chicas «desconocían en la mayoría de los casos qué trabajo iban a desempeñar una vez estuvieran en España, no siendo hasta horas antes del evento cuando se les explica en que consiste su función».
Este supuesto desconocimiento, subrayan, «provocaba situaciones de extrema ansiedad y rechazo, manifestándose en llantos constantes y vómitos, incluso durante el rodaje de las escenas». Para fundamentar estas afirmaciones, se referían al testimonio inicial de la testigo protegido ucraniana denominada «TP10».
OKDIARIO ya desveló que esta mujer hizo una declaración en Kiev que fue presentada en la causa. En su nueva comparecencia, «TP10″ aseguró que viajó a Madrid para rodar “vídeos de carácter pornográfico según el contrato firmado con la empresa ‘Perroflauta Producciones’», perteneciente a ‘Torbe’.
Añadió que antes de viajar “sabía que era para participar” en un bukkake, donde “un grupo de hombres tiene que eyacular sobre la cara». “Siendo mayor de edad”, añade,“lo acepté”. Además, afirmó que le han pagado “los honorarios correspondientes según lo pactado” y que en ningún momento estaba “obligada” a participar en el vídeo.
En su relato recordaba cuando la policía irrumpió el pasado 26 de abril en las oficinas de ‘Torbe’, donde ella se alojaba durante los días del rodaje y que los agentes le “convencían” de que ella era la “víctima” y que estaba en ese local contra su “voluntad”.
Sin embargo, según la joven, ella les manifestó ante una intérprete en varias ocasiones que estaba allí “por su propia voluntad” y “que nadie le obligaba”. Por último, aseveró que la policía le hizo“firmar unos documentos”, sin saber lo que estaba escrito, y que no le entregaron“copia” de los mismos.