Guerras y estrategias: secretos militares que cambiaron el curso de la historia
Te mostramos aquí algunos secretos militares que cambiaron el curso de la historia en guerras y estrategias a seguir. Toma nota.
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Hay un terrible hábito que no hemos podido abandonar desde tiempos ancestrales: el de organizar grandes matanzas por razones que van desde el simple robo hasta motivos religiosos e ideológicos. Seguimos yendo a la guerra por diferentes causas, y desarrollando tecnologías cada vez más sofisticadas para matarnos mejor.
Aunque las intenciones han cambiado poco, tal y como afirma un emblemático personaje de Quino (Mafalda), las guerras han cambiado bastante, sobre todo en el modo como nos enfrentamos y como se deciden las batallas, que a su vez han influenciado el curso de la historia.
Táctica, estrategia y tecnologías
En los primeros combates es muy probable que en los resultados pesara quién tenía el mayor número de combatientes, y posteriormente quiénes tenían las mejores armas y equipos de combate.
Los guerreros que utilizaban espadas y escudos de bronce se vieron desplazados por los pueblos que tenían armas de hierro, y los que luchaban a pie por los pueblos que utilizaban caballos y carros de combate.
Pero no solo era importante el armamento, también saber cómo utilizarlo en situaciones concretas (es lo que se conoce como táctica); y para ganar la guerra, tener una visión más amplia del manejo de hombres y recursos, así como un mejor conocimiento del terreno y de los enemigos (la estrategia).
Cambios en las estrategias a lo largo de la historia
En la Antigüedad, los griegos enfrentados a los persas, que tenían un ejército notablemente superior, demostraron que podían derrotar grandes fuerzas aprovechando el conocimiento del terreno, como en las Termópilas, o en la batalla naval de Salamina; o usando la velocidad y la sorpresa para desconcertar al enemigo, como en Maratón.
Alejandro Magno llevó este concepto a otro nivel al combinar el uso de la caballería y la infantería, derrotando a fuerzas superiores y creando un imperio que se extendió desde Grecia y Egipto hasta la India. La derrota del Imperio persa por griegos y macedonios sentó las bases para el futuro desarrollo de Occidente.
Posteriormente, los romanos crearon un ejército muy similar a las fuerzas militares contemporáneas, con las cohortes, los cuerpos de ingeniería, la caballería, los equipos responsables de la logística, con los que lograron dominar gran parte del mundo conocido.
Con los romanos comenzaron a jugar un papel clave las máquinas de guerra, que vivieron otro cambio revolucionario con la llegada de la pólvora desde China y el desarrollo de la artillería.
Con Napoleón, el uso de la artillería, de fusileros y el desplazamiento de grandes contingentes de infantería, la guerra pasó a otro nivel. Las tácticas y estrategias de Napoleón, así como las de Alejandro, todavía son objeto de estudio y de discusión en academias militares de todo el mundo.
Ejemplos de tácticas
La importancia del engaño en el campo de batalla
Entre todos los recursos disponibles, el engaño ha sido uno de los más influyentes. No se trata solo de ocultar información, sino de hacer que el enemigo crea algo distinto a lo que realmente ocurre. A lo largo de la historia abundan los ejemplos: retiradas fingidas que llevaban al rival directo a una emboscada, tropas ocultas esperando el instante exacto para sorprender, o señales falsas destinadas a confundir sobre la dirección del ataque.
Tecnología inesperada que adelantó épocas
Las innovaciones tecnológicas también transformaron por completo la forma de hacer la guerra, a veces de maneras inesperadas. El arco compuesto dio una superioridad notable a los pueblos que lo dominaban, permitiéndoles atacar desde lejos con una precisión que sorprendía a sus adversarios. Más tarde, la pólvora cambió la naturaleza misma del asedio, derribando murallas que parecían invencibles.
Inteligencia y espionaje: guerras que se ganan en silencio
En paralelo a los combates visibles, existía un escenario igual de determinante: el de la inteligencia militar. Desde emisarios infiltrados hasta espías en cortes extranjeras, obtener información secreta ha sido siempre un recurso esencial. Saber qué planeaba el enemigo, dónde se movían sus tropas o qué alianzas tejía podía marcar la diferencia entre anticiparse o caer en una trampa.
Adaptación y liderazgo: el factor humano
Por encima de cualquier arma o plan, el elemento decisivo fue a menudo la capacidad de adaptación. Los líderes que sabían leer el terreno, entender al adversario y ajustar sus tácticas sobre la marcha fueron capaces de convertir situaciones desfavorables en triunfos inesperados.
Muchos de los secretos estratégicos que hoy se estudian surgieron así: no en largas reuniones, sino en momentos críticos, cuando un comandante supo improvisar con rapidez y transformar una oportunidad fugaz en un punto de inflexión.
El siglo XX y los cambios en la estrategia militar
Las tácticas militares del siglo XIX se siguieron aplicando casi de la misma manera hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, cuando grandes ejércitos terminaron atascados en una sanguinaria guerra de trincheras donde murieron millones de soldados, y que solo concluyó con el agotamiento de Alemania, y la llegada de los primeros tanques y carros de combate.
Los alemanes aprendieron la lección, y en la Segunda Guerra Mundial usaron de forma notoriamente eficiente tanques y carros de combate, combinados con una fuerza aérea demoledora, que afortunadamente fue destruida por la fuerza aérea inglesa.
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