¿Cómo fue la primera pluma estilográfica de la historia?
Una pluma estilográfica es una pluma utilizada para escribir, que consta de un tubo lleno de tinta y una punta. La tinta líquida fluye hacia el plumín a través de un sistema de distribución que combina la gravedad y la capilaridad.
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Hoy en día, los smartphones han reemplazado muchos objetos que alguna vez fueron indispensables. Basta pensar en el reloj, la calculadora, o incluso en un bolígrafo, y es precisamente de un utensilio para la escritura del que queremos hablarte hoy, repasando la historia del instrumento que precisamente «escribió» la historia. Nos referimos a la pluma estilográfica, de la que os explicamos cómo se originó y también, cuál fue la primera pluma de la historia.
¿Cuál fue la primera pluma de la historia?
Muchos atesoran la creación de la pluma estilográfica al empresario americano Lewis Edson Waterman, fundador además de la empresa Waterman que es una de las más populares en lo que respecta a la venta de artículos para la escritura. Sin embargo, mucho antes del invento de Waterman, que data de 1883, parece que la pluma estilográfica fue originada por otros.
De hecho, un texto de finales del siglo X, el Kitab al-Majalis wa ‘l-musayarat , escrito por el ismaelí Qāḍī al-Nu’mān, informa que Al-Mu’izz li-Din Allah, un califa fatimí, durante un viaje al entonces Egipto árabe, solicitó una pluma que no manchara las manos y la ropa. Tras la solicitud, el hombre fue equipado con una pluma que tenía la tinta en un depósito, para que pudiera usarla sin tener que humedecerla todo el rato en un bote de tinta externo o sin que la tinta se derrama.
Por otro lado, el autor de la Mona Lisa también habría construido una pluma depósito: así lo prueban los famosos manuscritos de Leonardo da Vinci , en los que hay dibujos con cortes transversales del mencionado instrumento. Además, los estudiosos han descubierto que el trazo de las notas del Codex permanece constante , en lugar de la típica marca irregular y opaca, debido a la nueva inmersión del plumón de ganso en el bote de tinta.
Más adelante en el siglo XVII, el inventor alemán Daniel Schwenter, en la revista Deliciae Physico-Mathematicae , describía un objeto formado por dos plumas : una pluma actuaba como depósito (la tinta quedaba contenida gracias a un corcho) dentro de la otra.
Para hablar de patentes tenemos que dar otro salto en el tiempo. De hecho, antes del siglo XIX, la evolución de la pluma será lenta debido a la incomprensión sobre el papel real de la presión sobre la tinta y el carácter corrosivo de la misma. La primera patente en tener éxito comercial es la de John Scheffer de 1819. En cambio, el 25 de mayo de 1827, recibió la patente francesa Petrache Poenaru, un inventor rumano. Su estilográfica tenía un cuerpo hecho con una pluma de cisne.
La pluma estilográfica similar a la que utilizamos hoy en día, con un pequeño depósito que se «inyecta» al cuerpo de la pluma, surge en Nueva York a finales del Siglo XIX y de parte del mencionado Waterman. Por lo visto tuvo un accidente con un cliente al que le alcanzó una pluma para que firmara un contrato y le tiró además el bote de tinta que acompañaba a la pluma. Dicho suceso le dio la idea para crear su propia pluma estilográfica que todavía hoy su empresa (y otras muchas) fabrica.