Toda la dirección del PP vive desde Génova las elecciones

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Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo, ante los seguidores del PP. (AFP)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, seguirá desde la sede nacional del PP, en la calle Génova, el escrutinio de las elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco. Al líder del PP le acompañan la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.

En el cuartel de los populares estarán también todos los vicesecretarios, Fernando Martínez Maíllo, Javier Arenas, Pablo Casado y Andrea Levy, a excepción de Javier Maroto, que acompaña al candidato a lehendakari, Alfonso Alonso. La posibilidad de que estas elecciones tengan algún impacto en clave nacional no se ha reflejado en la expectación en la sede: la mayoría de dirigentes ha alargado la tarde de domingo y han optado por retrasar su llegada. 

Llegada de Mariano Rajoy a la sede nacional de Génova.

El PP se ha volcado en esta campaña -ha visitado un total de 25 localidades de ambas comunidades- que espera suponga un punto de inflexión en el camino para el desbloqueo del gobierno. Las previsiones del partido son optimistas: los sondeos internos les otorgan hasta 40 escaños en Galicia, una mayoría holgada, y un buen resultado en el País Vasco, donde aspiran a ser decisivos para que Íñigo Urkullu revalide como lehendakari.

Los populares ven en esa aritmética la única esperanza para que estas elecciones tengan una lectura nacional: los cinco escaños peneuvistas junto con el acuerdo con Ciudadanos dejarían a Rajoy al borde de la mayoría absoluta y con la única necesidad de sumar un apoyo más.

Por ello, el principal temor en esta noche electoral en Génova es que un pacto en esta comunidad entre PNV y Podemos haga su posición irrelevante, y por tanto, les deje sin opciones en una negociación de investidura.

No obstante, en la dirección popular son cada vez más las voces que desconfían en que estos resultados tengan alguna consecuencia sobre la postura del PSOE.

De hecho, la mayoría opina que Pedro Sánchez tiene ya preparada la excusa para protegerse de una debacle anunciada: dentro del desastre que para los socialistas supondría verse superados por En Marea en Galicia y quedar relegados a la cuarta plaza -la mitad de diputados menos- en la Cámara vasca, Sánchez podría aferrarse a unos resultados ligeramente mejores a los que han venido vaticinando las encuestas. Lo que ya ocurrió en junio, cuando, pese a los 85 escaños     -el peor resultado histórico del partido- Sánchez presumió de haber contenido el sorpasso de Unidos Podemos.

Los populares han seguido la misma estrategia en sendas campañas autonómicas: consolidar su fiel base electoral y evitar ‘tránsfugas’ hacia Ciudadanos. Los de Albert Rivera aspiran a entrar por primera vez en estos parlamentos, aunque con escasas garantías de éxito.

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