Ordoñez le recuerda a Sánchez que aprobar los Presupuestos con Bildu es dar un «portazo» a las víctimas de ETA
La presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), Consuelo Ordóñez, ha dicho este sábado que «si finalmente los Presupuestos Generales del Estado salen adelante con el apoyo de quienes siguen legitimando y amparando el terrorismo», en alusión al partido proetarra de Bildu, se estará dando un «portazo» a las víctimas.
Ordóñez ha hecho esta reflexión en San Sebastián, durante el acto de entrega del XIX Premio Internacional Covite a título póstumo al periodista José María Calleja, fallecido el pasado 21 de abril a causa del COVID-19. En su intervención, Consuelo Ordóñez ha ensalzado la figura de Calleja, ha lamentado no poder entregarle el premio en persona y ha recordado la «enorme deuda» de las víctimas del terrorismo hacia su persona, al tiempo que se ha mostrado esperanzada en que este acto sirva como «despedida» al periodista fallecido y para cerrar el «duelo inacabado» por su muerte a consecuencia de la pandemia.
En el momento central de su discurso, Ordóñez ha criticado que en la actualidad «los cómplices de quienes mataban, sigan teniendo más protagonismo en la vida pública que sus víctimas».
«Quienes dirigieron ETA desde la comodidad de sus despachos -ha añadido- hoy hacen política con alfombra roja, mercadean con nuestro derecho a la justicia y reclaman la excarcelación de los asesinos de nuestros familiares como moneda de cambio para apoyar los Presupuestos Generales del Estado» y «este Gobierno en vez de levantarse de la mesa y dar un portazo, se sigue sentando con ellos», ha reprochado.
El presentador del acto, el periodista Santiago Ruiz de Azua, ha incidido en esta misma idea al pedir al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska -quien previamente había intervenido en el homenaje por videoconferencia- que «enarbole» la «bandera de la dignidad» que «supo plantar» José María Calleja, «acordándose de las víctimas» y lo tenga «en cuenta» cuando «negocien los próximos presupuestos».
El emplazamiento ha sido respondido a renglón seguido por Grande-Marlaska, quien ha dicho «recoger el guante», al tiempo que ha insistido en que la «memoria» de José María Calleja «nos debe de seguir marcando a todos».
«Yo nunca haría nada que pudiera desmerecer la memoria de José María Calleja. Espero no equivocarme nunca en ese sentido», ha concluido el ministro.
La entrega del galardón ha tenido lugar en el Palacio Miramar de San Sebastián y ha estado marcado por la lluvia y la pandemia, que ha obligado a recortar los aforos y mantener las distancias sociales entre los asistentes, provistos todos ellos de mascarillas.
Familiares y amigos de José María Calleja, merecedor de este premio por su «dedicación profesional y personal» en defensa de «los derechos de las víctimas del terrorismo», han estado presentes en la ceremonia, en la que también han participado el filósofo Fernando Savater, la eurodiputada Maite Pagazaurtundua, el portavoz del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Gorka Angulo, y el dirigente socialista Ramón Jáuregui, entre otros.
El premio, que ha sido recogido por Mikel Calleja (hijo del periodista y escritor fallecido) de manos de Consuelo Ordóñez, reconoce el activismo del galardonado «desde los micrófonos radiofónicos, las pantallas de televisión y los artículos periodísticos», así como su significación «en contra del terrorismo de ETA en una posición de minoría absoluta».
En su alocución, Mikel Calleja ha recordado el posicionamiento de su padre «siempre al lado de las víctimas», incluidas las «víctimas de género», y su «sueño» cumplido de que «un día» todas las personas «pudiesen pasear sin escolta por las calles de San Sebastián».
El periodista y escritor José María Calleja, doctor en Ciencias de la Información, profesor de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y licenciado en Historia, nació en León el 16 de mayo de 1955, y fue colaborador de la Cadena Ser, El País, Antena 3, Cuatro y Onda Cero, además de trabajar en la Agencia EFE y Euskal Telebista, entre otros medios.
Señalado como objetivo de la banda terrorista ETA, contó durante años con protección de escolta. Además, fue preso político del franquismo en los 70 por luchar contra la dictadura.