La CUP dice que el ataque a un autobús turístico de Barcelona es un «acto simbólico»
La CUP considera que el asalto contra un bus turístico de Barcelona del jueves que provocó destrozos por valor de 1.800 euros y que reivindicó la organización anticapitalista Arran debe entenderse como un «acto simbólico» y no como un asalto propio de la ‘kale borroka’ que practicaban los cachorros de ETA en el País Vasco.
» No hablemos de asalto como nos pasó con la acción de la sede del PP. No utilicemos una terminología que lo que quiere es condicionar a la opinión pública cuando lo que se hace son acciones que tienen un alto componente simbólico», han dicho fuentes de la CUP sobre las acciones de la organización vinculada a los ‘cupaires’.
Para la CUP el modelo turístico, en concreto el de Barcelona, tiene consecuencias «muy duras» en aspectos como acceso a la vivienda y a empleos dignos, por lo que entienden que sectores especialmente afectados hagan acciones para denunciarlo.
«A veces hay quien entiende que se tiene que utilizar herramientas un poco al límite para que estas acciones tengan repercusión», han razonado y han concluido que la acción contra el bus turístico ha conseguido ese objetivo.
Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ha presentado este lunes una denuncia ante el juzgado de guardia de Barcelona por el ataque al autobús que se produjo el jueves cuando un reducido grupo de personas obligó al vehículo a detenerse en la avenida Joan XXIII, en la zona del Camp Nou, y mientras uno forcejeó con la rueda delantera izquierda para pincharla, otro escribió en el cristal ‘El turismo mata los barrios’.
«Pasan muchas cosas al día que son extremadamente mucho más violentas y no les damos esta centralidad», han explicado las mimas fuentes que piden rigurosidad a la hora de abordar los hechos.
El Ayuntamiento ya ha anunciado que se personará en la causa teniendo en cuenta que «ha habido un atentado contra la convivencia y el civismo en la ciudad», ha anunciado el alcalde accidental Jaume Collboni este lunes.
Las mismas fuentes de la CUP han sostenido que el consistorio puede hacer «lo que considere», pero insisten en que es una acción simbólica que aborda un debate que tiene consecuencias en la ciudad.